Cinco claves de la carrera de Steve Kerr en Chicago Bulls, rumbo a "The Last Dance"

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Durante los años 90, los rubios cabellos del dorsal 25 de los Chicago Bulls acostumbraban a correr a lo ancho del parqué en su intento por hacer lo que mejor se le daba sobre la cancha: tirar de tres. Steve Kerr fue una de las piezas más importantes en el éxito del equipo dirigido por Phil Jackson durante la última trilogía, alzándose como uno de los jugadores con mayor peso saliendo desde el banco, y salvando a Michael Jordan en más de una ocasión.

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Una figura que ganará más importancia a partir del domingo 19 de abril, cuando ESPN estrene la serie documental sobre la temporada 1997-1998 de los Chicago Bulls (a partir del 20 en Netflix) en la que se relata cómo fue el último año de Michael Jordan en la franquicia. "The Last Dance" se presenta así como uno de los productos audiovisuales más importantes relacionados con el deporte de este 2020 y todos los aficionados al básquet de aquella época esperan ansiosos los dos primeros episodios.

Jugador de rol y con unas funciones muy marcadas, el papel del actual entrenador de los Golden State Warriors en ese equipo siempre será recordado por algunas acciones inolvidables en los Playoffs, así como su función al interno del vestuario. A continuación recopilamos cinco claves del paso de Steve Kerr por los Bulls.

El tirador salvador

Steve Kerr nunca fue un prolífico anotador, de hecho en todos sus años de carrera su máximo en un solo encuentro fueron apenas 24 puntos, algo que no tiene nada que ver con su talento, sino más bien con su rol e importancia en el equipo. El ex de Arizona siempre fue importante en los Bulls, no a la altura de Jordan o Pippen, pero sí funcionando como pegamento del sistema y aprovechando cada una de sus oportunidades.

La más célebre sucedería en el sexto partido de las Finales de 1997, cuando con todo por decidir y posesión para Chicago Kerr anotaría un tiro desde el eje a falta de cinco segundos para el final con el que dejaría sentenciado el partido por 90 a 86, tras un pase de Jordan.

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Más tarde, en la celebración con los fans el base bromearía sobre esa última jugada. "Cuando pedimos tiempo muerto con 25 segundos para el final le dije a Michael que quería lanzar el último tiro. Él dijo que no se sentía cómodo en ese tipo de situaciones, así que podríamos ir en busca de otras vías y por qué no Steve. Así que me dije que tenía que volver a salvar a Michael una vez más. El tiro fue dentro, esa es mi historia y me acojo a ella", señaló.

Una relación complicada con Jordan

Steve Kerr, Michael Jordan

Michael Jordan siempre fue un competidor durísimo y sumamente exigente. Algo que comenzaba en los entrenamientos y se trasladaba a cada partido, siendo los más "damnificados" sus propios compañeros cuando estos no respondían de la manera que el escolta esperaba.

Así, poco después de la vuelta de Su Majestad en la 1995, éste quiso probar la dureza de sus compañeros y cómo de comprometidos estaban. En una ocasión, estando Kerr en el equipo contrario de un entrenamiento y defendiendo a Jordan, la leyenda empezó a soltar trash talk para intimidar al base. Este no se arrugó y le siguió el juego hasta el punto que el 23 lo golpeó a Kerr en la cara y sus compañeros tuvieron que separarles en medio del entrenamiento.

Un asunto que no iría a mayores pues al día siguiente Jordan se disculparía, y a partir de ese momento su relación mejoraría enormemente desde el respeto mutuo.

El verso libre del sistema

Kerr Bulls

El triángulo ofensivo, pese a ser bastante abierto para la época, tenía una escala de jerarquías muy estructurada y en la cúspide se encontraba como no podía ser de otra forma Michael Jordan.

Sin embargo, había excepciones. Además de Toni Kukoc, Steve Kerr tenía cierta libertad para producir, especialmente en ataque. Para ello Phil Jackson diseñaba diferentes salidas de bloqueos indirectos para que el base pudiese disponer de lanzamientos cómodos desde la media distancia o el triple.

A lo largo de su paso por los Bulls se convirtió en uno de los principales arietes en el tiro exterior, con un 47% de acierto y 2,4 intentos por noche. Números bastante altos para la época y que reflejan la habilidad que este tenía para encontrar sus tiros desde más allá del arco.

Un inteligente defensor

Chicago Bulls Jordan Kerr

El papel de Kerr estaba supeditado a las necesidades del equipo y, mientras Ron Harper era el encargado del trabajo sucio y de presionar al base rival, Kerr daba libertad y fluidez a la segunda unidad.

Una de sus características más infravaloradas de su juego sería su habilidad para el robo, anticipando líneas de pase y leyendo perfectamente la cadencia de los dribles rivales para sustraerle la posesión e iniciar el contraataque. Su promedio de 0,7 recuperaciones por partido en los Bulls no dice mucho, pero basta ver un puñado de partidos de aquella época para comprobar lo bien que interiorizó el sistema defensivo y su rendimiento a media cancha.

La mano derecha de Jackson

kerr, jackson

La carrera del base de Arizona está marcada por las fuertes personalidades con las que compartió vestuario, especialmente en el banco, aprendiendo de grandes mentes de la NBA como Lenny Wilkens, Gregg Popovich o Phil Jackson. De este último, Kerr aprendió la mesura, el talante y la forma de pensar que lo llevaría a saber dominar como pocos un vestuario en la NBA y que lo trasladaría a la gloria años después en los Warriors.

"Una de las cosas que aprendí de Phil Jackson cuando estaba en Chicago fue lo importante que era involucrar a los muchachos al final del banco", decía Kerr en 2016. "Mantenerlos involucrados, lo que significa sacarlos desde allí. No hay que tener miedo de poner a todos en el partido en algún momento".

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.