La Posesión: ¿cómo hizo Reggie Miller para vestirse de Michael Jordan en los Playoffs de 1998?

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Seguimos poniendo la lupa sobre diferentes acciones históricas de la liga, mediante nuestra sección de La Posesión. En este caso, el foco estará depositado en el Juego 4 de las Finales del Este de 1998, entre Chicago Bulls e Indiana Pacers.

Tras perder los primeros dos partidos en Chicago, Indiana se había quedado con un cerrado 107-105 en el tercero, con un cierre fenomenal de Reggie Miller (13 puntos en los últimos 5 minutos). De todas formas, el escolta tenía lo mejor guardado para el Juego 4, aún cuando su línea estadística de esa noche no fue la mejor (15 puntos y 2 rebotes, afectado por una lesión de tobillo).

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Abajo por 94-93, con 2,9 segundos en el reloj, Miller dejó una de las conversiones más impactantes de la década del 90, cementando por siempre su lugar como un especialista en ese tipo de definiciones.

El victimario de siempre, Michael Jordan, pasaba a ser la víctima en la foto de una conversión inolvidable. Pero ¿cómo fue exactamente que Reggie consiguió liberarse de la marca de MJ y anotar semejante lanzamiento? Veamos...

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La configuración inicial de la jugada llamada por Larry Bird es la siguiente. Derrick McKey será el encargado de reponer el balón, ante la presencia de Scottie Pippen. Reggie Miller se encuentra debajo del aro, defendido por Ron Harper, mientras que en la pintura también aparece Antonio Davis, en medio de una batalla física con Dennis Rodman. Los otros hombres de los Pacers se ubican en un armado típico de cuernos, con Rik Smits (vs Toni Kukoc) en el ángulo derecho y Travis Best (vs Michael Jordan) en el izquierdo.

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Los primeros movimientos de Indiana parecen dejar en evidencia sus intenciones: cortinas escalonadas para Miller, primero con Davis y posteriormente con Best.

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Sin embargo, los Pacers sorprenden: la segunda cortina es en realidad un anzuelo para intentar engañar a la defensa de Chicago. En su lugar, Reggie corta hacia el centro del campo, donde el que lo espera ahora para cortinar es Smits y sus 2,23 de estatura.

El problema es que en frente estaba Michael Jordan y toda su sabiduría defensiva. MJ era consciente que la última bola, en una situación de tanta presión, no podía caer en otras manos que no fueran las de Miller. Y por eso, prácticamente no le presta atención al intento de cortina de Best, sino que se mantiene en el tope de la llave, esperando la salida Reggie.

En este momento, la jugada de los Pacers parece rota. Jordan y Chicago la han anticipado a la perfección. Hasta que... 

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La defensa de MJ es tan buena, que queda literalmente pegado a Miller en su salida a la línea de tres puntos. Sin embargo, no por nada Reggie fue uno de los mejores tripleros de todos los tiempos y si su movimiento sin balón fue inigualable a la lo largo de la historia, cuando este no alcanzaba, también sabía recurrir a algunos trucos al borde (o fuera) del reglamento.

Sin detener su marcha ni por un instante, Miller se saca de encima a Jordan con un empujón en el momento del encuentro, quedando completamente abierto. Los árbitros tienen muy buena visión de la acción y podrían haber pitado una falta... pero estamos en los '90. Si no hay sangre, no hay infracción. Y menos, en un partido de Playoffs, restando tres segundos en el último cuarto.

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El resto es historia: buen pase de McKey, recepción, armado y lanzamiento perfecto de Reggie, para que Indiana pase al frente por 96-94 y termine empatando las Finales del Este en dos triunfos por bando.

Conclusión

La jugada tuvo tres momentos de grandeza, que describen virtudes muy claras de dos de los mejores escoltas de todos los tiempos. Jordan, aunque terminó siendo superado en la acción, demostró toda su lectura defensiva y de no ser por el empujón de Miller, probablemente hubiera anulado por completo la intención de los Pacers.

Las virtudes de Reggie en esos tres segundos saltan a la vista: su condición de tirador clutch, para anotar un lanzamiento que de errarlo, hubiera dejado a Indiana abajo por 3-1 en el cruce, como así también su sinfín de recursos para generarse espacios y quitarse a los defensores de encima.

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Lo de Miller jugando al borde del reglamento no fue nuevo. De hecho, si analizamos sus famosos dos triples consecutivos ante los Knicks, vamos a encontrar algo muy parecido: primero un empujón en la espalda de Anthony Mason y luego uno todavía más notorio para hacer caer a Greg Anthony y recuperar el balón.

Los Pacers no solo empataron la serie en dos, sino que terminarían forzando un Juego 7, siendo el único de los rivales de Chicago que lo consiguió entre 1996 y 1998, años del segundo triplete de los Bulls. 

Para ello, el talento, el corazón y las trucos de Reggie, jugaron un papel protagónico, en la noche en la que el 31 se disfrazó de 23.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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Juan Estevez Photo

Juan es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.