Finales NBA 2019: La increíble historia de Pascal Siakam, de soñar con ser futbolista a ser campeón de la NBA

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Siakam

Hay un jugador con una historia muy especial dentro del plantel campeón de los Toronto Raptors y no contarla en este momento tan histórico para la franquicia sería un desperdicio periodístico.

Pascal Siakam ha cerrado una temporada consagratoria. “Se ha convertido en alguien en esta NBA”, como dijo Draymond Green tas el primer partido de las Finales cuando el camerunés anotó 32 puntos y fue la gran figura para dar el shock inicial en una serie que rápidamente se teñiría en favor de Toronto. 20 puntos, ocho rebotes y cuatro asistencias tirando con un 50% de efectividad. En unas Finales de la NBA.

Pero más allá de los números increíbles en esta tercera temporada, la historia de Siakam es única y el guión de su vida podría tranquilamente trasladarse algún día a Hollywood. Su camino hasta lograr convertirse en un jugador de la NBA es más que interesante, teniendo en cuenta que hasta hace menos de siete años Pascal era un joven viviendo en Camerún que soñaba con ser… futbolista. El fútbol es el deporte más popular en su país y él era un aficionado más.

A pesar de que tenía tres hermanos que estaban becados en universidades de Estados Unidos (Boris, Christian y James Siakam), Pascal no jugaba básquetbol en absoluto. “Era bueno, nada más”, dijo el camerunés en una entrevista a ESPN.

Pero en el verano de 2012 todo comenzó a cambiar. Luc Mbah a Moute, el veterano que este año apenas disputó cuatro partidos con Los Angeles Clippers, llevó a cabo un campamento de básquet en su Camerún natal y Pascal Siakam fue uno de los participantes. Siakam había ido meramente por diversión, por eso él mismo cuenta que se sorprendió cuando se enteró de que había sido elegido para ir al programa de Basketball Without Borders en Sudáfrica.

La invitación no lo sedujo y estuvo a punta de declinarla. Pero su hermana, la cual no había visto en varios años, vivía en esa ciudad y por eso decidió aceptar “el viaje gratis para ver a su hermana y jugar un poco al básquetbol”.

Cuenta Siakam que cuando entró al gimnasio donde se llevaba a cabo el campamentos vio que todos estaban amontonándose alrededor de dos figuras.

“¿Por qué están todos excitados?”, preguntó.

“Porque esos son Serge Ibaka y Luol Deng”, le contestó un compañero.

“¿Quiénes?”.

Claro, era entendible que no los conociese porque Siakam casi no miraba NBA al crecer. Pensar que ahora uno de ellos es compañero de equipo en la obtención del primer título en la historia de los Toronto Raptors es ridículo a esta altura de la historia.

Pero volviendo a ese campamento, fue en ese escenario donde Siakam se compenetró con la tarea de desarrollar su talento en el básquet. Después de todo, siempre tuvo unas dotadas capacidades físicas y el talento para los deportes.

Aún así, no fue su habilidad con la pelota lo que atrajo la atención (su mecánica era rudimentaria) sino que su esfuerzo, como dijo Masai Ujiri, “era memorable”. A Siakam le ofrecieron una beca en God’s Academy, en Texas. Pero el camerunés no sabía hablar inglés y la idea tampoco le cerraba: fue su padre quien lo alentó a que fuera. Y desde ese momento Pascal se dedicó a hacer ese sueño realidad para su padre.

“Lo quería hacer orgulloso y darle el regalo de tener un hijo jugando en la NBA”.

Cuando le comentó a su hermano que se mudaría a Estados Unidos para jugar al básquetbol, James se rió.

“¿Tú? ¿Básquetbol? No me lo creo”, respondió.

En la temporada 2013-14, Siakam se enroló en la Universidad de New Mexico State. Todos los tiempos libres que tenía los pasaba en el gimnasio, perfeccionando su juego y acondicionando su cuerpo. Como le comentó a la periodista Jackie MacMullan, cada vez que hablaba por teléfono con su padre a la distancia podía “sentir el orgullo en su voz”.

Cuando se estaba acercando la siguiente temporada y Siakam estaba en mejor forma que nunca, recibió la peor noticia: que su padre había muerto en un accidente de tránsito.

A Pascal se le vino el mundo abajo. Su único deseo era volverse a Camerún para estar con su madre. Pero había grandes chances de que si lo hacía no pudiera regresar a los Estados Unidos porque sus papeles estaban en trámite. Pero su madre se negó y lo obligó a que se quede en la NBA para perseguir su sueño. Y Siakam hizo todo lo posible para hacer orgulloso a su padre.

“Es algo que nunca dejó el corazón de Pascal”, dijo su hermano James. “El saber que no estuvo ahí para su funeral”.

Siakam fue nombrado el Rookie del Año aquella temporada y al siguiente torneo , con números mucho mejores, fue seleccionado como el Mejor Jugador del Año. Su desarrollo fue exponencial y a partir de la muerte de su padre se había vuelto más pasional por su desarrollo. Era su mayor motivación.

Siakam fue invitado a un campamento por los Toronto Raptors. En ese entrenamiento, el entrenador Dwane Casey notó sus movimientos defensivos, sus pies ligeros pero sobre todas las cosas se apabulló por la energía del camerunés. “Tiene el mejor motor que he visto de cualquier jugador en mi vida”, dijo Casey.

Solamente dos semanas después, Siakam fue seleccionado en el puesto número 27 del Draft de la NBA 2016. Tres meses después, en la noche anterior a un partido de pretemporada contra los Washington Wizards, Pascal vio a su madre por primera vez en cuatro años. No se veían desde la muerte de su padre. “Ella no le gusta mostrar emociones”, contó Siakam. “Pero estoy seguro que lloró después”.

Cinco días después, el primer partido de NBA que Pascal Siakam vio en toda su vida fue el primero que jugó en su carrera.

Tres temporadas después, el camerunés es el más amplio favorito a ganarse el premio de Jugador de Mayor Progreso al promediar 16,9 puntos, 6,9 rebotes, 3,1 asistencias con un 55% desde el campo en 80 partidos con los Toronto Raptors, siendo una pieza clave en el conjunto que quedará forjado para siempre en la historia de la NBA.

En la noche del jueves 14 de junio de 2019, Pascal Siakam anotó 26 puntos y bajó 10 rebotes para conquistar lo más alto del básquertbol y ponerse un anillo de campeón. Su padre estaría orgulloso.

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