Opinión: La redención de Derrick Rose

Derrick Rose

No sé si alguna vez se han encontrado en una situación laboral donde lo único seguro es que no hay nada seguro. La incertidumbre es terrible. Recuerdo un trabajo en el que verdaderamente deseaba estar pero ante un cambio de administración no había ningún tipo de certeza de que continuaría laborando en el lugar y así transcurrieron días, semanas y un par de meses en los que trataba de hacer mis labores lo mejor posible hasta que llegó la reunión con el jefe y me extendió una oferta que no quise ni pude rechazar. El mejor de los escenarios ante grandes adversidades que en todo caso palidecen frente a las que ha vivido uno de los jugadores más prometedores que hemos visto en la NBA en años recientes y que se ha encontrado con un obstáculo detrás de otro: Derrick Rose.

Su llegada a los Chicago Bulls en el año 2008 llenó de ilusiones a una franquicia vapuleada desde que se deshizo el equipo campeón de 1998 y que no la veía llegar por ningún lado. Habían sido tan malos la temporada previa que tuvieron oportunidad de elegir a este joven nativo de esa misma ciudad con la selección número uno en el draft y vaya sorpresa que nos llevamos todos cuando se convirtió en el novato del año y en la siguiente temporada fue de inmediato un All-Star y, una después, el MVP más joven en la historia llevando además a los Bulls al primer lugar de la liga con 62 victorias. Un hito y un presagio de todo lo bueno que se avecinaba, pues a pesar de que en postemporada la escuadra cayó en cinco juegos frente al Heat de LeBron las esperanzas quedaban por todo lo alto. El elegido había llegado y de inmediato la directiva le ofreció una extensión de contrato por cinco años y el 30% del presupuesto total asignado a nómina. Rose fue de nuevo al All-Star sin que nadie quisiera ni discutirlo y el equipo repitió viaje a playoffs para enfrentar a los Sixers y fue entonces que todo cambió. En el primer juego, con 12 puntos de ventaja y menos de dos minutos antes de terminar el partido Derrick Rose cayó lesionado al tratar de saltar. El diagnóstico fue de ruptura de ligamento que terminaría en una operación que lo inhabilitó durante el resto de la serie y toda la siguiente temporada. Una tragedia de la que el joven más talentoso de su generación jamás se recuperó… hasta ahora.

Derrick Rose

Es muy difícil hacer un pronóstico de lo que puede hacer D. Rose a sus 30 años y después de haber circulado con penurias por Nueva York con Knicks. No fue mejor su paso por el tumultuoso equipo de Cleveland durante la temporada pasada y fue por eso que le vino tan bien llegar a Minnesota donde Tom Thibodeau, el entrenador que lo guió durante sus mejores momentos, le abrió la puerta y por primera vez vio un rayo de luz. Sus últimos seis años fueron de entrar y salir de lesiones serias en ambas rodillas, espalda, tobillos, ingle y hasta fractura en el rostro. Su cuerpo se descomponía. El sufrimiento no paraba y él, por amor al deporte, se levantó y rehabilitó una y otra vez. Enfrentó el dolor de las operaciones y más importante el que provoca romper los tejidos y las cicatrices para no dejarse inmovilizar en lo físico aunque quizá lo más difícil fue superar el miedo que no le permitía atacar el aro ni desarrollar la confianza que como brillante prospecto egresado de Memphis. Hasta el viento lo lastimaba.

Después de todo eso, Rose tuvo hace unos días un juego brillante y de lo más emotivo al encestar 50 puntos en una visita del Utah Jazz a la casa de los turbulentos Timberwolves que se encontraban tan urgidos de una alegría como el mismo Derrick. Entre lágrimas de emoción se pudo olvidar durante breves minutos que Jimmy Butler no quiere saber nada de Karl Anthony-Towns y que tiene siete semanas de haber pedido enérgicamente su salida. Lo más difícil sacó lo mejor del menos esperado. Tanto que logró el puntaje más alto de su carrera. Esa noche la liga entera se unificó para brindarle un muy sentido aplauso a un hombre que en lo deportivo ha sufrido y sacrificado mucho por amor al balón y que, quién sabe, quizá aún tenga algo más que ofrecer como lo hizo apenas hace dos noches contra LA Lakers al hacerlos sufrir hasta el último segundo al anotarles 31 puntos con siete triples encestado de nueve lanzados.

¿A quién no le gusta ver un regreso? ¿Podría ser éste el mayor de ellos? Nunca hemos visto a un jugador que después de ganar un MVP de temporada regular haya hecho tan poco en la cancha como Rose, quien, hasta el día de hoy, había sido apenas un chispazo de tres temporadas hace años y si da una gran campaña en un equipo donde nadie está a gusto quizá nos pueda conmover aún más. Si hay espacio para una gran historia de redención, me gustaría que fuera la suya. El primer capítulo ya me hizo llorar.

Aquí puedes escuchar BoomShakalaka

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es