Especial: Un viaje a los orígenes de Luka Doncic, la joya de Eslovenia que soluciona todo con una pelota

Luka Doncic

A los 20 años, Luka Doncic se está convirtiendo en una de las grandes estrellas de la NBA y no son pocos los que lo comparan con leyendas. El joven esloveno parece destinado a hacer historia y, aunque apenas superó la mayoría de edad, muestra una determinación, un carisma y una madurez que sorprenden a propios y extraños. Pero, ¿de dónde viene tanto talento? ¿Siempre fue así? Viajamos rumbo a Ljubljana para responder esas preguntas y nos encontramos con una historia que empezó casi desde el día en que el “niño maravilla” llegó al mundo...

Ljubljana es la capital de Eslovenia, un pequeño país situado a medio camino entre Europa Central y los Balcanes, que, pese a contar con apenas dos millones de habitantes, vio crecer a varios jugadores que dejaron y siguen dejando su huella en la NBA, entre ellos Goran Dragic, Beno Udrih y Sasha Vujacic. El básquet es la gran pasión nacional y a lo largo de sus ciudades se pueden ver campos de juego en todos los parques públicos.

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Sasa Doncic, el padre de Luka, también era jugador y se destacó en varios equipos de Eslovenia, Serbia y Francia. Hoy, es entrenador del Ilirija, en Ljubljana, y recuerda los primeros días de Luka, allá por 1999: “Puedo asegurar que desde el día que nació, mi hijo es fanático del baloncesto. Su madre lo llevaba a mis partidos y sucedía algo increíble: era un bebé muy inquieto, todo el día llorando, pero cuando empezaba el juego, se calmaba y no se movía más.

“El espacio en nuestra casa era demasiado pequeño, pero él jugaba contra la pared ya a los 2 años, con una pelota para niños. Luego, a medida que fue creciendo, tuvimos que comprar otro balón”, continúa haciendo memoria. “Muchas cosas en la sala terminaron rotas, vidrios quebrados... Pero por suerte, la cancha del vecindario estaba a 15 metros de donde vivíamos, entonces Luka se pasaba el día allí”.

A medida que el joven Luka fue creciendo, la pasión por el básquet se fue trasladando a otros ámbitos, fuera del hogar familiar. Sin embargo, según cuenta Sasa, al principio el chico no había decidido cuál deporte quería hacer: “Él estaba todo el día con la pelota, pero con cualquier pelota: de tenis, de fútbol, de básquetbol, handball o waterpolo. Era un buen jugador de fútbol. Pero, probablemente por mí, y además porque iba a todos los partidos, terminó eligiendo el básquetbol”.

Luka Doncic

Tine Ruzic, actual encargado de prensa del Olimpija Ljubljana, el club en el que Luka dio sus primeros pasos como jugador, también tiene una historia de aquellos primeros años. “Yo trabajaba en una tienda deportiva, en un gran centro comercial, y todas las semanas aparecían Luka y su madre. Él se quedaba mirando zapatillas, pelotas, camisetas de baloncesto, maravillado. No siempre compraban, pero siempre volvían a aparecer”.

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Junto con los años, la pasión de aquel niño por el básquet se fue agigantando cada vez más. Y la tribuna ya no le alcanzaba: en los intervalos de los partidos que su padre jugaba, él entraba con otros chicos al campo de juego y aprovechaba para pasar la pelota, para tirar al aro, para jugar con amigos de su edad.

“Sin embargo, siempre estaba compitiendo contra chicos más grandes”, explica su padre. “Cuando tenía 12 ó 13 años, yo lo veía jugando partidos de tres contra tres contra jóvenes hasta seis años mayores que él. Y no sólo los desafiaba de igual a igual; al final, terminaba siendo el líder de sus equipos”.

“Ahora está sucediendo lo mismo que yo vi durante su infancia -agrega-: tiene sólo 20 años, pero se convirtió en el líder de Dallas Mavericks. Eso sucedió porque Luka ya estaba muy acostumbrado a tomar papeles importantes en equipos con gente mayor, ya desde pequeño. Esa condición es algo con lo que uno nace: hay muchos grandes jugadores, pero sólo algunos llegan a ser líderes. Y él es uno de ellos”.

La carrera del nuevo “joven maravilla” comenzó en el año 2007, cuando sólo tenía ocho años de edad. Aquella temporada, Sasa jugaba en el Olimpija, el club más importante de la ciudad, y llevó a su hijo para que se integrase en el equipo juvenil. Grega Brezovec era el entrenador que vio llegar a Luka aquel día y jamás se olvidará de lo que sucedió.

“Era un otoño soleado, yo había comenzado poco tiempo atrás como entrenador de menores y me acuerdo que un día Sasa me preguntó cuándo habría prácticas para chicos de la edad de Luka. Entonces, un lunes vino a su primer entrenamiento. Era tan bueno y hacía tanta diferencia que sólo duró 16 minutos conmigo: lo mandamos con el equipo de menores de 12, que dirigía Jernej Smolnikar y en el que había chicos tres años mayores que él.

“Ese año, también lo dirigí en un torneo para menores de 10. Y hay algo que es muy importante para mí: pese a ser considerablemente mejor que el resto de sus compañeros, era un gran jugador de equipo y un líder positivo. Se notaba claramente que el baloncesto corría por su sangre”, añade su primer “coach”.

Jernej Smolnikar, que fue el técnico que compartió con él varios años durante su etapa de juvenil en Olimpija, ratifica los dichos de su colega: “Fui su entrenador desde los 9 a los 12 años, lo veía seis días por semana. Era tan dominante en su juego y poseía una inteligencia muy grande para el baloncesto. No tenía ningún sentido que practicara con chicos de su edad”.

¿Y fuera del campo cómo era Luka? Jernej asegura: “Le encantaba pasar tiempo con sus compañeros y siempre estaba riendo. No estoy bromeando: sólo pensaba en básquet el día entero. Parecía que vivía para ello. Y como era muy bueno, a veces se podían ver algunos celos de parte de otros jugadores del equipo, o hasta de los padres de éstos...”.

A la hora de recordar cómo era Luka cuando no estaba dentro de una cancha, en su vida cotidiana, Sasa sonríe y piensa en aquellas mañanas en que su hijo salía temprano rumbo a la escuela. “Era un alumno aceptable pero no de los mejores. Todos sabíamos que no iba a ser científico, que no descubriría un nuevo planeta. Pero venían las profesoras y nos decían: ‘todo el tiempo está enfocado en el básquet’. Básquet, básquet, básquet… era lo único en que pensaba”.

“Pagábamos la suscripción de TV y teníamos un montón de canales diferentes para ver. Pero Luka jamás se interesó por los dibujos animados, ¿Sabes qué miraba?” pregunta su padre, y no hay necesidad siquiera de arriesgar una contestación...

Luka Doncic NBA Real Madrid

En 2012, a los 13 años y luego de pasar seis temporadas en el equipo juvenil del Olimpija, Luka se integró a la cantera del Real Madrid de España, uno de los clubes más importantes de Europa. Por ese entonces, su extraordinario juego había dejado de ser un secreto sólo conocido en Eslovenia. Unos meses antes, le había anotado 54 puntos al conjunto italiano Lazio Básquet en la final de un torneo juvenil.

“Creo que para él fue muy bueno irse de joven a otro país. Primero porque eso le sirvió para empezar de cero y salir de su zona de comodidad; segundo, porque estaba en Madrid, una gran ciudad en la que vive más gente que en toda Eslovenia, aprendiendo otro idioma, viendo otra cultura, conociendo el mundo”, reflexiona Sasa. Y afirma: “España lo mejoró a Luka: fue en el momento justo de su carrera”.

En 2015, a los 16 años y dos meses, Luka debutó en el primer equipo del Real Madrid. Y a partir de la primera pelota que cayó en sus manos su trayectoria se disparó de forma meteórica. Su presentación fue un triple, y después llegaron varios récords, tres ligas locales, dos títulos en la Copa del Rey y, en 2018, la Euroliga, el más importante de los trofeos en el Viejo Continente. El joven esloveno sólo contaba 18 años y ya tenía en su haber siete títulos, además de haber sido elegido como el mejor jugador de Europa.

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El próximo paso fue la NBA y lo que está logrando en su primer año con Dallas Mavericks es descomunal: promedios de 21,2 puntos, 7,7 rebotes y 5,9 asistencias. Apenas un rookie en toda la historia (Oscar Robertson) cerró su temporada debut esas medias de al menos 21+7+5. “Sin duda, hoy es el gran deportista de nuestro país -destaca Tine Ruzic-: la gente anda con su camiseta y aunque los partidos de la NBA se transmiten por la madrugada, en los bares mucha gente se junta para verlos y alentar.

#Doncic

¿Cuál es el techo de Luka, ese muchachito que tenía como ídolo a Drazen Petrovic, que ya jugaba con una pelota incluso antes de poder caminar, que en su primer año en la mejor liga del mundo sorprendió hasta al mismísimo Michael Jordan y se convirtió en el principal candidato a ganar el premio al Mejor Rookie de la temporada?

Su padre dice: “Hace cinco ó seis años, hubiera pensado que, por su potencial, el cielo era su límite. Ahora digo que éste es todavía mayor. Llegó con 19 años a la NBA y parece que juega en la liga hace dos décadas. Todo depende de él: las cosas en el mundo cambian muy rápido, hay muchísimos jugadores y así como hoy eres el mejor, mañana nadie se acuerda de ti. Pero si sigue así, creo que puede entrar en la historia”, manifiesta con ilusión.

Brezovec, aquel que lo vio llegar en su primera práctica y que se enorgullece de “haberlo dirigido sólo 16 minutos”, tiene la palabra final: Luka es como MacGyver. Si el famoso personaje, que se las arreglaba para salvarse de todos, tenía una navaja suiza, él tiene una pelota de básquet. La pelota es su juguete, su trabajo y su solución para todos los problemas. No puedo imaginar cuán lejos puede llegar si trabaja duro y continúa disfrutando así”.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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