El sitio en el que nació Stephen Curry es Akron, en Ohio, a unos kilómetros de Cleveland, pero el lugar que Steph siempre ha llamado “casa” es Charlotte. Su nacimiento en Akron fue una cuestión casual, dictada por la única temporada que su papá, Dell Curry, pasó con los Cavs en 1988. Pero los Hornets, la franquicia de expansión que ese mismo año llegó a la NBA, fue el equipo con el que Dell se convirtió en una estrella y la ciudad de Charlotte la que vio crecer a su hijos.
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Steph vuelve este fin de semana a casa, a Charlotte, a participar en el NBA All-Star Weekend, primero en el Torneo de Triples (donde enfrentará a su hermano, Seth, quien sí nació en la ciudad) y después en el All-Star Game, donde seguramente será el favorito de la gente, incluso por encima de Kemba Walker, el único jugador de los Hornets que estará presente. Ese es el peso que carga el nombre Curry en la ciudad.
Cuando Dell se retiró en 2002, era el líder anotador en la historia de la franquicia (solamente superado recientemente por Walker) y continúa siendo el que más juegos ha portado el jersey turquesa de los Hornets. Claro, también ayuda que Steph ha sido campeón tres veces, dos veces MVP y es el mejor tirador que se ha visto en la Liga. Si el equipo comandado por Giannis Antetokounmpo así lo decide y pone el balón en manos de Steph, sin duda será el protagonista del juego y candidato seguro al MVP, algo que nunca ha conseguido en sus cinco apariciones previas como All-Star.
Hay más razones para pensar que Steph será el MVP. Sí, el equipo que comanda LeBron James luce como uno de los más poderosos de la historia, con James Harden, Anthony Davis, Kevin Durant y el mismo James. Pero si a Curry lo dejan tirar, podríamos ver algo con pocos precedentes en ese departamento.
El primero de los cuatro premios de All-Star MVP que ganó Kobe Bryant lo consiguió en 2002, en su natal Philadelphia. Kobe pasó su adolescencia jugando para Lower Merion High School, preparatoria en Ardmore, un suburbio de la ciudad, desde donde dio el salto directo a la NBA. Su regreso a la ciudad que lo vio crecer, ahora convertido en estrella, lo impulsó a anotar 31 puntos, a pesar de que el público lo abucheó durante todo el juego. Después de todo, los Lakers de Bryant venían de ganarle las Finales a los Sixers apenas un año antes.
Otro nativo de Philadelphia que obtuvo un MVP en el All-Star jugando en casa fue Wilt Chamberlain. Wilt no sólo era local por haber nacido en Pennsylvania, sino porque en ese momento jugaba para los Philadelphia Warriors. Chamberlain ni siquiera fue el jugador más anotador de esa noche. Elgin Baylor y Jack Tyman tuvieron más puntos que los 23 de Wilt, pero los 25 rebotes que logró y el triunfo de su Conferencia fueron lo que decidieron el premio.
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Michael Jordan también tuvo un momento de gloria en casa durante un All-Star. Jordan nació en la ciudad de Nueva York, y jugando en el Madison Square Garden en 1998, obtuvo su tercer MVP. Originalmente Jordan no iba a participar por presentar un cuadro gripal fuerte, pero MJ era más tenaz que cualquier virus y terminó con 23 puntos y 8 asistencias para ser el mejor del partido.
Años antes, en 1954, otro nativo de Nueva York y leyenda de los Celtics de Boston, Bob Cousy, también ganó el MVP en un Juego de Estrellas celebrado también en el Madison Square Garden, gracias a que anotó 10 puntos en tiempo extra para darle el triunfo a la Conferencia del Este.
Si el Team Giannis es el ganador y Steph Curry tira triples como sabemos que puede, podría levantar el premio de MVP rodeado de su familia, en el lugar que llama hogar.