Opinión: Boston Celtics y su problema de talento

Jayson Tatum

Lo que debió ser un verano maravilloso para Gordon Hayward fue en realidad el colmo de su frustración. Al no poder jugar durante la temporada 2017-18 por fractura de tibia y un tobillo dislocado, producto de una caída incómoda luego de un pase de Kyrie Irving en el juego inaugural del año pasado, el exjugador del Utah Jazz pasó meses en rehabilitación esperando que durante marzo de este año pudiera ya participar en entrenamientos con otros jugadores y, sin embargo, se decidió que le tenían que retirar la placa de metal que le implantaron en la parte baja de la pierna y con ello se retrasó aún más su vuelta al juego. Danny Ainge, General Manager de los Boston Celtics, dice que los momentos tristes de Gordon se notan en serio y cuando los planes cambiaron, su ánimo decayó aún más.

Después de ese sufrimiento y mucho trabajo físico para volver a ganar movilidad, no fue sino todo alegría ver al número veinte de Boston debutar en el TD Garden ante el recibimiento del que, quizá, sea el público más feroz y comprometido de toda la NBA. El regreso ocurrió ante los Philadelphia Sixers, quienes no pueden más con la vergüenza de saber que, tanto en playoffs como en temporada regular, no le llegan a ésta quinteta. Durante la campaña pasada (y sus playoffs) estos dos se enfrentaron nueve veces y los de Philly ganaron apenas dos. Como bien dijo Embiid al término del partido inaugural: “Esto no es una rivalidad. Siempre nos patean el trasero”. El gran enfrentamiento, al parecer, será al interior de los Celtics.

Durante la temporada previa, los dirigidos por Brad Stevens llegaron a las Finales de Conferencia y fueron eliminados por los Cavs de LeBron, pero eran un equipo tan joven como lesionado, y no sólo se perdieron de Hayward durante todo el periodo, sino que tampoco tuvieron en activo a Kyrie, quien sólo jugó los primeros 70 partidos y después salió de la rotación por una cirugía en la rodilla que llegó en un momento tan extraño que a algunos nos hizo pensar que estaban declinando sus oportunidades de postemporada. Nadie mencionó ninguna urgencia. Sus dos mejores jugadores estaban fuera y sin oportunidad de volver en el futuro cercano y, contra todo pronóstico, se puede argumentar que Stevens logró fortalecer estilo, escuela y filosofía de juego gracias a que no había egos de súper estrellas y ahora no será fácil que se integren. ¿Será verdad que Kyrie se fue de Cleveland por no querer estar bajo la sombra de LeBron? Y si es así, ¿disfrutará compartir reflectores con Tatum, Horford, Brown y Rozier, entre otros? La falta de integración al anteponer el éxito personal por encima del colectivo puede llegar a ser una complicación real con probabilidad de acabar con corazones, carreras y aspiraciones de dueños, aficionados y el personal.

Ahora mismo es fácil exagerar porque la muestra es pequeña y de solo un juego, pero no será fácil que entren al ritmo que los más jóvenes traen y habrá que plantearse a quién se le van a reducir minutos y cómo se repartirá el pastel de juego. La competencia será feroz. Rozier de ninguna manera jugará 36 minutos como hacía al final de la temporada. Smart ya irá viendo menos juego. Morris reducirá participación, así como lo hará también Horford. El gran problema de Boston es que tienen mucho talento y no tantos minutos para distribuirlo. Hay tantas alineaciones posibles que quizá eso no contribuya a definir quiénes deben jugar los minutos cruciales. Es importante darle oportunidad a Irving y Hayward para que se encanchen porque lo necesitan, y aunque Kyrie siga siendo el anotador más versátil e imaginativo dentro de la pintura en toda la liga, es difícil esconder el hecho de que lanzó 14 tiros y apenas encestó dos, o que Gordon se fue con cuatro de 12 fallando los primeros cuatro. No fue el mejor regreso, pero se sintió como un gran triunfo verlos de vuelta.

Aunque se nos pueda olvidar por no haberlos visto en algunos meses que son grandísimos jugadores, pero el entrenador Stevens lo sabe y tendrá que entender cuál es la mejor forma de respetar la cultura de la franquicia, tener contentos a sus jugadores, no alterar la química de la plantilla y tomarse con calma una temporada que puede significar su consolidación al frente de este grupo que derrocha talento y, que si supera estos obstáculos al inicio de playoffs, será el mejor en su conferencia.

Algunas preguntas que me llevo y que les dejo: ¿Cuál es la mejor alineación posible de los Boston Celtics de 2018? ¿Quién es el talento que se haga indispensable y haga que el funcionamiento del equipo marche de forma precisa? ¿Cuáles son los candidatos a salir si esos rumores que llevan a Anthony Davis a Boston algún día se hacen realidad?

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Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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