Agua bendita y no sentir las piernas, los recuerdos de Mano Santa Guerrero en Juegos Olímpicos México 1968

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Parte del equipo de baloncesto de México 1968

¿El ambiente? De maravilla. ¿El apoyo? Pletórico. Así recuerda Arturo Mano Santa Guerrero los Juegos Olímpicos de México 1968. Un 12 de octubre, por estaturas, la leyenda del baloncesto azteca desfiló junto con toda la delegación mexicana. Un día después, el combinado local botó el balón en el Palacio de los Deportes contra Corea del Sur con 23 mil personas.

El nerviosismo al desfilar por la pista de atletismo del Estadio Olímpico Universitario fue más allá, así como el deseo de la gente para que trascendieran en el certamen que tuvo a 16 selecciones con algo característico de la cultura mexicana.

“La inauguración en CU, los autobuses nos dejaba unos 2 o 3 kilómetros antes de llegar el estadio, entonces veníamos en grupo para entrar al estadio y toda la gente, había vallas y había muchísima gente fuera. Apoyándonos. Como los buenos mexicanos, rómpanle la mad…, ching… Todo eso era un folclore muy bonito. Ese acercamiento con toda la gente fue algo que se sintió los Juegos Olímpicos”, compartió Guerrero para NBA.com.

“Ese momento fue muy emotivo”, añadió sobre el momento en que desfiló con todos sus compatriotas. “Cuando entramos al estadio fue algo indescriptible, porque al entrar me dice un compañero de voleibol, porque nos formaron por estaturas. Al lado de mí iba César Osuna. ‘Guerrero, no siento las piernas’. Le digo, ‘yo tampoco’. No sentíamos las piernas al entrar al estadio, el grito cuando entra la delegación mexicana, fue algo fuera de lo normal, de lo humano, esa sensación que experimentamos fue algo muy bonito”.

Antes de que empezaran en los Olímpicos, una tía se acercó a Mano Santa y le regaló un frasco con agua bendita. Ese recipiente los acompañó en los nueve partidos. Tuvieron balance de 7-2 y finalizaron en quinto lugar, sin posibilidad de medalla. Ante Brasil se les fue la oportunidad de pelear por una presea.

“La gente estaba volcada, fue el único escenario, el único deporte, que todos los días estuvo lleno. Todos los días hubo 23 mil personas en el Palacio. Todo eso para nosotros era muy estimulante, pero a la vez nos creaba mucha responsabilidad con la gente. Recuerdo que una tía me dio un frasquito con agua bendita para que tuviéramos mucha suerte, entonces la llevé a la villa antes del día de la competencia. Me decían los viejos, ‘Tu agüita santa vamos a tirarla’, no funcionó. Fue una de las anécdotas que vivimos”, contó.

El Palacio de los Deportes también fue escenario del Campeonato FIBA Américas 2015, en el que México se quedó corto en busca de conseguir el boleto a los Juegos Olímpicos de Brasil 2016. Ahí estuvo Guerrero, al tanto de lo que pasara con el combinado azteca y comparó ambos escenarios.

“Sin temor a equivocarme, sin falsas modestias, siento que el 68 fue mucho mas entrega, más pasión de toda la gente. Lo más que cupieron (en el 2015) fueron 20 mil por cuestión de que quitaron ciertas secciones. Todas las tribunas de abajo estaban completitas, hasta la orilla de la cancha. La gente era una entrega tremenda. Hubo juegos mucho muy reñidos, como el de Cuba y España que los ganamos por un punto, la gente estaba completamente volcada, un entusiasmo general, un apoyo para el equipo muy fuerte”, dijo.

Optimista en ser el segundo mexicano en Salón de la Fama

Arturo Mano Santa Guerrero es optimista en ser elegido por la FIBA como el segundo mexicano en ser inducido al Salón de la Fama. Manuel Raga es el único.

“Está ya todo en Suiza. José Reyes Ronfini llevó todo el soporte, todo lo que marca para poder ser inducido al Salón de la Fama. Ya nada más estamos esperando al veredicto. Para este mes será, a más tardar para el próximo (mes)”, apuntó.

“Me encuentro, pues de acuerdo a lo que me han informado, muy optimista. Espero que todo salga positivo” concluyó.

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