Eligiendo al MVP de cada edición de los Juegos Olímpicos: segunda parte, de Los Angeles 1984 a Río 2016

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Manu Ginóbili

A diferencia de lo que sucede en cualquier torneo FIBA o en la propia NBA, en los Juegos Olímpicos no hay premiaciones individuales. No se eligen quintetos ideales, ni mucho menos un MVP. Es por ese faltante que nos surgió la idea: si tuviéramos que repasar lo sucedido en cada una de las ediciones, en base a acuaciones individuales y colectivas de sus respectivos seleccionados ¿quiénes hubieran sido destacados como los más valiosos de cada año?

A continuación encontrarán nuestro propio repaso al respecto, en un artículo que separaremos en dos. En la primera parte nos enfocamos en las 10 ediciones inciales, yendo de Berlín 1936 a Moscú 1980. Hoy le toca al resto de los torneos olímpicos, desde Los Angeles 1984 hasta Río 2016.

¿Quiénes fueron los MVP extraoficiales de cada uno de esos Juegos? Descúbranlo mientras seguimos esperando por que la bola empiece a picar en Tokio 2020.

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En la primera parte de nuestro informe habíamos empezado a ver como los MVP iban dejando de ser exclusividad de hombres grandes y como perimetrales como Adrian Dantley (1976) o Drazen Dalipagic (1980) comenzaban a ser los más destacados de los certámenes. Bueno, la tendencia no solo no frenó en Los Angeles 1984, sino que probablemente encontró su punto más fuerte, con la aparición de un jugador que cambiaría para siempre el básquet mundial y el rol e importancia que se le da a cada posición. Hablamos obviamente de Michael Jordan.

Estados Unidos recuperó el oro que no había defendido (al no presentarse) en 1980 y barrió el certamen con un 8-0, venciendo a España en la final por 96-65.  En el ganador aparecían tres nombres que luego harían historia en Barcelona 1992 con el Dream Team: Patrick Ewing (11 puntos y 5,6 rebotes), Chris Mullin (11,6 puntos) y por supuesto, el propio Jordan, todos aún compitiendo a nivel NCAA. MJ fue el máximo anotador de los estadounidenses con 17,1 puntos, lanzando además un 55% de campo. Sus mejores actuaciones llegaron justamente ante España: 24 puntos con un 12-14 de campo en la Fase de Grupos y 20 tantos con un 9-15 de campo en la final.

Una curiosidad de aquel torneo: Leon Wood, hoy árbitro NBA, lideró el certamen en asistencias con 7,9 por partido.

La tendencia de los exteriores como principales figuras olímpicas se mantuvo en Seúl 1988, en este caso de la mano de Sarunas Marciulionis. La Unión Soviética dio un golpe de impacto, primero venciendo en las semis a la Estados Unidos de David Robinson, Mitch Richmond y Dan Majerle por 82-76 y más tarde quedándose con el oro, al derrotar a la Yugoslavia de Drazen Petrovic y Vlade Divac por 76-63.

Todo el torneo de Marciulionis (quien daría el salto a Golden State al año siguiente) fue un espectáculo. Promedió 18,1 puntos con una eficacia espectacular, que incluyó un 62% de campo, un 44% en triples y un 85% en libres. Además, como si eso no alcanzara para dejarlo con nuestro MVP, también fue clave en los cruces por medalla: 19 puntos en las semis ante Estados Unidos y máximo anotador de la URSS en la final, con 21 puntos, 6 asistencias y un 7-11 de cancha.

Llegamos así a Barcelona 1992, donde obviamente el increíble Dream Team original nos da muchísimo material para elegir. Sin embargo, entre tantos nombres fuertes que llevaron a Estados Unidos al oro, el de mayor relieve terminó siendo el de Charles Barkley. Chuck lideró al equipo con 18 puntos por partido, producto de una eficacia completamente inusitada: 71% de campo, incluyendo un 7-8 en triples.

En la victoria de la final ante Croacia, Barkley terminó como el segundo máximo anotador, gracias a sus 17 puntos (7-9 de cancha), solo por detrás de los 22 tantos de Jordan. En los croatas hubo un certamen inolvidable de Petrovic (24,6 puntos por partido), pero en este caso es difícil que el MVP no salga del impacto más influyente de todos los tiempos en lo que respecta al básquet internacional.

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Cuatro años más tarde, Estados Unidos repitió oro en Atlanta 1996, otra vez con Charles Barkley como gran figura y máximo anotador (12,4 puntos, 6,6 rebotes y 82% de campo). Sin embargo, en este caso vamos a destacar a otro de los grandes referentes interiores de ese plantel: David Robinson.

El Almirante terminó como el segundo máximo anotador de Estados Unidos con 12 puntos, junto a 4,6 rebotes y un 68% de campo. Pero el detalle es que lo hizo jugando apenas 14,3 minutos por partido. Igualmente, lo que termina de darle el MVP fue su actuación en la final ante Yugoslavia: 28 puntos, 7 rebotes y 9-11 de campo, mientras que Barkley no fue un factor tan grande en ese compromiso (8 puntos, 3 rebotes).

Un detalle que vale mencionar de la edición 1996 de los Juegos: tres de los cuatro máximos anotadores de la competencia fueron latinoamericanos. Hablamos de Oscar Schmidt (27,4) de Brasil, Piculín Ortiz (25) de Puerto Rico y Juan Espil (22,6) de Argentina, con Andrew Gaze (23,8) de Australia metido entre ellos.

Aunque ya con un plantel bastante menos jerarquizado que en las dos ediciones previas, Sidney 2000 volvió a mostrar a Estados Unidos en lo más alto del podio, venciendo en la final a Francia. Y aquí no hay absolutamente ninguna duda sobre quién merece el MVP: Vince Carter.

Para empezar, Carter fue el máximo anotador del campeón por un buen margen de diferencia, promediando 14,8 puntos con un 51% de campo. Pero además, si hay algo que recordamos como imagen icónica de ese torneo fue su vuelo por encima del francés Frederic Weis, en una de las definiciones más espectaculares que se hayan visto en la historia de este deporte. MVP asegurado para Vinsanity.

Manu Ginóbili

Si de MVP indiscutidos hablamos, lo de Atenas 2004 va por un camino similar. Argentina dio el que probablemente sea el batacazo más importante en la historia de los Juegos, venciendo en cuartos al local Grecia, en semis a Estados Unidos (primera vez que eran eliminados en unos JJOO con sus NBA) y en la final a Italia. Todo guiado por un Manu Ginóbili en un nivel sublime.

Más allá de que un joven Luis Scola también tuvo un torneo enorme (17,6 puntos, 66% de cancha), lo de Manu fue sencillamente dominante. El por entonces jugador de los Spurs dejó su marca desde el primer partido, con la memorable palomita ante Serbia y Montenegro y desde entonces jamás bajó su nivel. Promedió 19,3 puntos, 4 rebotes y 3,3 asistencias, lanzando un 58% de campo, un 41% en triples y un 80% en libres. ¿Su punto más alto? Nada menos que en las semis ante Estados Unidos, donde terminó con 29 puntos con un 9-13 de cancha.

Desde que el Team Usa usa a sus NBA (1992), los 29 puntos de Manu son la segunda marca más alta frente a ellos, solo superada por los 30 puntos de Patty Mills en Río 2016. Aunque claro, en ese caso se trató apenas de un encuentro de Fase de Grupos.

La redención de Estados Unidos luego del fracaso de Atenas empezó en Beijing 2008, con un equipo que venció en la final a España por 118-107 en un juego de un nivel increíble. Y si del más valioso hablamos, por más que cueste sacarle el MVP a Pau Gasol (máximo anotador del torneo con 19,6 puntos), no podemos elegir a otro que no sea Dwyane Wade.

Y es que la figura del Heat no solo lideró al campeón con 16 puntos y un espeluznante 67% de cancha, sino que además fue el mejor de esa recordada definición ante los españoles: 27 puntos con un 9-12 de campo. LeBron James y Kobe Bryant también tuvieron unos Juegos espectaculares, pero el premio máximo va para D-Wade.

Londres 2012 repitió finalistas y nuevamente Estados Unidos logró la victoria sobre España, esta vez por un todavía más apretado 107-100. A diferencia de otras ediciones donde en el tope de goleadores se colaban jugadores de selecciones menores, el Top 5 de anotadores de esa edición es una joya, con cinco de los jugadores más dominantes a nivel FIBA de la historia. Hablamos de Patty Mills (21,2), Kevin Durant (19,5), Manu Ginóbili (19,4), Pau Gasol (19,1) y Luis Scola (18). Y entre ellos, con la ayuda del título, tenemos que destacar a Kevin Durant como el MVP.

En sus primeros Juegos, Durant no solo promedió 19,5 puntos, 5,8 rebotes y 2,6 asistencias, sino que además lo hizo lanzando un 49% de campo, un 52% en triples  y 89% en libres. A esto hay que sumarle además que fue la gran figura en la final ante España, terminando con 30 puntos y 9 rebotes. Imparable.

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Llegamos al final del repaso con Río 2016 y rompemos una tendencia: por primera vez repetiremos MVP. Y es que no hay manera de no volver a destacar a Kevin Durant, por lejos el mejor de esa edición. Lideró al Team Usa con 19,4 puntos, tuvo porcentajes imposibles (58% de campo y 58% en triples) y repitió sus 30 puntos de la final del 2012, esta vez consiguiendo esa misma cifra en la victoria ante Serbia.

De hecho, en la historia de las finales olímpicas, solo aparecen tres actuaciones de al menos 30 puntos y dos le pertenecen a KD. ¿La otra? Adrian Dantley ante Yugoslavia en 1976. Por otro lado, el 54,6% de acierto triplero que combina Durant entre 2012 y 2016, es la mejor marca en los JJOO (mínimo 30 intentos), por encima del 54% de Arvydas Macijauskas.

¿Conseguirá Durant el triplete en Tokio 2020?

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Juan Estevez Photo

Juan es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.