Fin de la era Mike D'Antoni en Houston Rockets: próximo destino y posibles sustitutos

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En las 17 temporadas anteriores a la primera de Mike D'Antoni en Texas los Houston Rockets solo habían alcanzado las Semifinales de Conferencia en dos ocasiones. En las cuatro con D'Antoni ese ha sido siempre su suelo, con la excepción de las Finales del Oeste de 2018, que estuvieron muy cerca de ser el mayor éxito de la carrera del entrenador y de James Harden como figura principal de un equipo.

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Es cierto que el resultado no termina de convencer, pero también hay que ser conscientes de cómo tomó D'Antoni este equipo. Firmó para la 2016-2017 después de que cayesen en Primera Ronda con JB Bickerstaff en el banco, sustituto como interino del despedido a inicios de curso Kevin McHale. Entre la prensa y aficionados nadie confiaba en aquellos Rockets que estaban proyectados a ser un festival ofensivo sin defensa alguna. Callaron todas las bocas posibles: 3º del Oeste con 55 victorias y 27 derrotas, el 2º mejor ataque y una defensa que quedó fuera de las 10 peores.

La revolución llegó a Houston con D'Antoni y las entradas de Ryan Anderson como cuatro abierto tirador, la explosión de Eric Gordon en el rol de sexto hombre, el crecimiento del joven Clint Capela y el perro de presa que es Patrick Beverley. Además, Daryl Morey añadió en febrero a Lou Williams. Aquellos Rockets también tenían a Montrezl Harrell, aunque era su segunda temporada en la NBA y todavía no tenía minutos. Por no olvidarnos de Trevor Ariza, élite entre los aleros veteranos de la última década.

D'Antoni merece mucho mérito por la transformación de Houston. Sus ideas unidas a las de Morey provocaron la creación de uno de los mayores talentos ofensivos vistos en la historia de la competición. Harden fue el principal beneficiado de pasar a ser el base real del equipo, el jugador que cargaba con toda la responsabilidad. Y al igual que es digno de elogios por la sorpresa y la vanguardia, también lo es por los últimos años. La derrota en las Finales del Oeste de 2018 fue una herida demasiado profunda para un proyecto que había añadido a Chris Paul, entre los mejores de siempre, pero veterano y más dolido que ningún otro por aquel Juego 7. Paul tuvo que ver desde la banda, desesperado sin jugar por lesión, como los suyos fallaban 27 triples seguidos y perdían el pase a las Finales. El dolor con 33 años, la frustración por no jugar y la competitividad de CP3 y Harden pinchó las opciones de repetir hazaña. Estuvieron demasiado cerca, pero no lo suficiente. Y esa fue la ocasión de título que tuvieron D'Antoni y Harden juntos. 

¿Qué pasará con el sistema en Houston Rockets?

doc rivers sam cassell tyronn lue

D'Antoni pone fin a su era en Houston y alguien tendrá que continuar con la idea que hay. Como franquicia no tienen posibilidades reales de mejorar o cambiar sin demoler lo que ya tienen. Harden es intocable y Westbrook es un gran amigo suyo. Además, Russell estaba a su nivel más alto antes del parate, por lo que en el equipo confían en poder ganar con él y que llegue sano a los próximos Playoffs, no como en estos que ha jugado sin estar al 100%.

El entrenador que entre debe comprar la idea, no la de D'Antoni, si no la de Morey. En los años anteriores técnico y ejecutivo encontraron sus puntos de unión, pero ¿se fue más hacia la idea de Morey? No en vano, D'Antoni siempre ha apostado por algo menos radicalizado. Será muy interesante escuchar sus palabras en los próximos meses, motivos de la marcha y el estilo que emplee en su próximo destino.

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La cuestión para los Rockets es meter una cara conocida. Alguien a quien los jugadores respeten, que tenga inteligencia y que, dentro del micro-ball, consiga tapar los problemas que han exhibido contra los Lakers. Harden dijo tras la eliminación que el problema no ha sido el planteamiento, si no la ejecución de los jugadores. Dijeron una serie de ajustes a realizar que jamás cumplieron en el parqué.

¿Qué opciones hay? Pocos nombres aparecen de momento y hay dos que tienen mucho sentido, especialmente uno de ellos. Se trata de dos exjugadores, Sam Cassell y Tyronn Lue, ambos asistentes en los Clippers. Lue es quizás más conocido por las nuevas generaciones, ya que era el entrenador de los Cavaliers del título de 2016. Sin embargo, aquí el favorito sería Cassell.

Tim MacMahon, de ESPN, informó de que Cassell y los Rockets tienen "interés mutuo" para ocupar la plaza vacante que deja D'Antoni. Este veterano de 50 años lleva trabajando una década como asistente entre Wizards y Clippers, equipo al que llegó por petición de Doc Rivers y con el que tiene excelente relación.

Sam Cassell debería ser entrenador jefe, punto. Tiene un IQ baloncestístico increíblemente alto y solo espero que tenga una oportunidad. Cuando hablan de pagar las cuotas, él ha pagado todo lo que es posible y aún no ha conseguido un trabajo. Entonces, espero que eso suceda", decía Rivers a principios de esta semana.

Cassell, base que jugó desde 1993 hasta 2008, promedió 15,7 puntos, 6 asistencias y 3,2 rebotes en 993 partidos de temporada regular en su carrera. Fue una vez All-Star con Minnesota teniendo 34 años y ganó dos anillos con Houston, en 1994 y 1995, el equipo con el que comenzó su carrera NBA.

¿Dejarán de lado el micro-ball? No. ¿Traspasarán a Westbrook? Tampoco. Houston buscará algunos retoques, fichajes a bajo precio y quizás mover a Eric Gordon, única pieza con la que pueden hacer algo en el mercado de traspasos. Si llega Cassell o si llega Lue será para continuar la idea de Morey, dar una figura respetada a los jugadores y hacer énfasis en la defensa.

El próximo destino de Mike D'Antoni

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Después de las contrataciones de Tom Thibodeu por Knicks y Steve Nash por Nets son seis los equipos que buscan entrenador. Fuera de Rockets están Bulls, Pacers, Pelicans, Thunder y Sixers. Hay que tener en cuenta que D'Antoni tiene 69 años y sorprendería verle iniciar una aventura en un equipo en reconstrucción. Los que encajan por perfil competitivo son Pacers, Pelicans y Sixers. Sí, Oklahoma viene de Playoffs, pero precisamente se marcha Billy Donovan porque no le garantizan el mismo plantel competitivo la próxima temporada.

Salir de Houston para meterse en Philadelphia sería dejar un proyecto con poco margen de maniobra para entrar en otro que está incluso peor. Los grandes contratos y los problemas de encaje dibujan un panorama poco atractivo y que, ciertamente, no casa con las ideas de D'Antoni. Tirar triples con Tobias Harris y Al Horford es factible, meterlos quizás no tanto. Quién sabe, podría ser la solución al completo rechazo al tiro que tiene Ben Simmons.

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Así quedan dos opciones que tienen mucho sentido. Tanto Indiana como New Orleans buscan modernizar sus ataques tras las experiencias de la 2019-2020. Para los Pacers cambiar a Nate McMillan por D'Antoni sería pasar del negro al blanco. De un especialista defensivo con poca cintura en ataque, a uno de los más grandes especialistas de la competición. Un equipo al que seguro se espera en los Playoffs 2021 con Domantas Sabonis sano. Tienen a Malcolm Brogdon y TJ Warren, pero tanto en Myles Turner como en Victor Oladipo disponen de dos figuras que pueden ser importantes o pueden salir para adaptarse más a las ideas del entrenador.

Los Pelicans y D'Antoni juntos serían un combo explosivo. El técnico podría regresar más que nunca a sus ráices de los Suns de los Siete Segundos o Menos. Revitalizar a un Lonzo Ball algo perdido, explotar la capacidad anotadora y generadora de Brandon Ingram, y convertir a Zion Williamson en bestia ejecutora con Amar'e Stoudemire en el espejo. La competencia por los Playoffs en el Oeste será mortífera e incluso una buena temporada no garantizaría su presencia.

D'Antoni no tiene anillo, ni siquiera presencia en las Finales. Errores propios, problemas arbitrales, posibilidades de ser mejor en defensa, lesiones, triples fallados... Mil y un motivos explican que el éxito del título se le resista a este entrenador, pero más allá de filias y fobias es innegable su influencia en la evolución del baloncesto. La capacidad de D'Antoni para dar confianza a sus jugadores y no dejar indiferente a nadie está fuera de toda duda. Y si pierde, al menos lo hace con estilo.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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