La sonrisa de Gordon Hayward... 364 días después del drama

Gordon Hayward, antes y después de su grave lesión.

¡Volvió la NBA! Qué ganas había. Ya hemos dejado atrás la primera noche. Y no nos podemos quitar de la cabeza la sonrisa final de Gordon Hayward

"Fue realmente bueno estar sobre la cancha. Es una bendición que haya podido volver a jugar el baloncesto. En los dos primeros minutos estaba en una nube, tenía mucha adrenalina recorriendo mi cuerpo. Pero ha sido una bendición", recalcó el alero después de firmar 10 puntos, 5 rebotes y 4 robos ante el micrófono de Rosalyn Gold-Onwude durante la retransmisión de la TNT

Gordon Hayward, en el momento de su grave lesión.

Palabras que comentó con una sonrisa que no podía ni quería ocultar. 364 días después, Gordon Hayward volvía sentirse jugador. Este miércoles, hace justo un año, la imagen del jugador con la pierna derecha completamente destrozada dio la vuelta al mundo. Doce meses después la historia se repetía con los Celtics de nuevo disputando el encuentro inaugural del nuevo curso, pero ahora hubo final feliz.

Gordon Hayward sonríe después de dejar atrás su grave lesión.

Con sus padres y su mujer, Robyn, embarazada de su tercer hijo en la grada del TD Garden, el alero completó su primer partido desde la primavera de 2017. Entonces vestía la camiseta de los Jazz. Ahora defiende la de Boston. Una franquicia histórica que esta campaña tiene como objetivo pelear por el anillo. Dejaron una tarjeta de presentación formidable. Kyrie Irving, el eje del equipo, firmó un 2-14 en tiros para apenas 7 tantos. No importó en absoluto. Los verdes exhibieron el enorme potencial y profundidad que atesoran para liquidar sin problema alguno a los Sixers, uno de los grandes candidatos a discutir su hegemonía en el Este. 

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Uno de los puntos de intereses en estos Celtics va a ser comprobar cómo gestiona Brad Stevens los minutos de un roster repleto de estrellas, otras en formación y que completa un grupo de hombres que ha respondido a las mil maravillas cada vez que se les ha necesitado. 

Por el momento, le facilita algo la labor la restricción de minutos a la que se ve obligado Hayward. No llegó a sumar 25 y tras el descanso no salió en el quinteto titular. "Jamás me había tocado vivir esta situación. Pero tenemos tal profundidad en el equipo que podemos permitírnoslo", resaltaba. Como ya sucediera con los Bulldogs de Butler, los caminos de ambos han vuelto a unirse para completar la misión que no lograron en la NCAA: ser campeones.

Esa es la meta. Pero hoy Gordon Hayward ha logrado una personal, como mínimo igual de importante. Volver a sentirse jugador. Olvidar la pesadilla vivida en Cleveland 364 días atrás. Hoy, su sonrisa es la mejor noticia.  

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