Realmente nunca llegó a encenderse una alarma de peligro en Brooklyn Nets, al menos en lo que exteriorizó la franquicia, ya que mucho de lo referido a la lesión de Kyrie Irving fue guardado bajo siete llaves y en un principio nadie pensaba que el ex jugador de Boston Celtics estaría dos meses sin jugar por su pinzamiento en el hombro derecho.
De haber sido así, bastante más pánico se habría creado alrededor en un equipo que para esta temporada ya presentaba la baja de Kevin Durant, contratado a pesar de su rotura del tendón de aquiles del pie derecho que lo deja fuera de toda la campaña 2019-2020.
MÁS | ¡Vota aquí a tus jugadores favoritos para el All-Star Game 2020!
Con 11 partidos con Irving y 25 sin el seis veces All-Star, la temporada de los Nets es divisible en dos partes muy distintas debido a la influencia que posee Kyrie en el juego de su equipo. El ex Cleveland es uno de los jugadores de la NBA con mayor impacto en la forma de jugar de los conjuntos que integra, por lo que gusta de manejar el balón y tirar al aro.
Con Irving, Brooklyn comenzó la temporada con un récord de 4-7, muy negativo para las expectativas generadas alrededor de la llegada de una estrella de su nivel en reemplazo de otro All-Star más joven como D'Angelo Russell.
MÁS | San Antonio Spurs transformó a DeRozan en su propia versión de Giannis Antetokounmpo
Individualmente no había tanto que reprocharle a Irving: promedió 28,5 puntos, 7,2 asistencias, 5,4 rebotes y 1,1 robos, con performances memorables como su debut con 50 tantos en 33 tiros ante Minnesota Timberwolves o los 39 y 9 asistencias frente a New Orleans Pelicans. Sin embargo, se notó un bajón muy pronunciado en sus últimos tres juegos, en los que ya lo molestaba el problema en el hombro derecho. Su rendimiento decayó a 19,7 puntos, 6,3 asistencias y 4,3 rebotes en las derrotas ante Phoenix Suns, Utah Jazz y Denver Nuggets, con un 37,9% de campo.
Mientras tanto, Brooklyn no encajaba defensivamente: recibió más de 100 puntos en esos 11 partidos y al menos 113 en nueve de ellos.
Ahí estuvo el principal ajuste de los Nets en los últimos 60 días. De que le anoten 119,5 tantos por partido pudo bajar ese guarismo a 112,7, diferencia entre ser la segunda peor defensa de la liga o una promedio. El récord de Brooklyn es de 12-7 en los partidos en los que recibieron 112 puntos o menos y de 5-13 cuando encajaron más que eso.
No sólo en defensa hubo un cambio importante. También hubo jugadores que dieron un paso adelante: principalmente Spencer Dinwiddie y Jarrett Allen.
Dinwiddie, uno de los mejores suplentes de la temporada 2018-2019, creció de forma espectacular en su rol como titular: 24,8 puntos, 7,2 asistencias y 3,5 rebotes por partido. Sin mucha efectividad, es cierto, pero cumpliendo ante la necesidad de un equipo armado con jugadores de rol que requería de alguien que controle el balón. Dinwiddie se ubica octavo entre los jugadores de la NBA con mayor porcentaje de uso de balón: 31,1%.
En tanto Jarrett Allen, otro de los créditos jóvenes, se terminó de afianzar como titular con una producción de 12,5 puntos, 10,3 rebotes, 1,2 tapones y 0,9 robos por juego.
"Cuando yo vuelva y cuando Caris (LeVert) vuelva, entonces descubriremos como acomodar el ataque y como funcionar realmente bien con un equipo de tres guardias. Los chicos hicieron un gran trabajo, estamos haciendo lo mejor que podemos. Vamos a realizar algunos cambios en la ofensiva, pero en defensa estamos siendo realmente buenos", declaró Irving, que posiblemente haga su regreso este domingo, cuando Brooklyn Nets reciba a Atlanta Hawks a partir de las 17:00 horas de CDMX y 20:00 horas de Argentina.
Si Kyrie vuelve, enfrente suyo estará Trae Young, el otro base que está entre los dos mas votados de la Conferencia Este para el All-Star Game. Young e Irving son dos de los cinco jugadores que promedian más de 28 puntos por partido esta temporada.
Sigue toda la NBA en VIVO con el NBA League Pass
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.