Los New York Knicks son una franquicia que, por más que los fracasos en la historia moderna se repitan, nunca deja de perder una magia que los hace especiales. La fantástica ciudad en la que se encuentran, el icónico Madison Square Garden que engala su territorio... Todo lo que rodea a los Knicks es mística más allá de los resultados. Y es probable que eso haya hecho aún más especial un fenómeno que sacudió no sólo a la ciudad, sino que a toda la NBA. Un fenómeno que, en otro lado, quizás hubiera tenido un impacto menor. Pero la 'Linsanity' explotó, y todos fueron felices en esas semanas de locura en el Garden...
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Jeremy Lin era un completo desconocido cuando, de la nada, se transformó en una sensación a comienzos del 2012. Era un joven de 23 años que no había sido elegido en el Draft, que había salido de una Universidad con poca tradición para el básquet como Harvard, y que apenas había tenido un paso testimonial por Golden State Warriors en la 2010-2011 (9,8 minutos de media en 29 partidos). Los Knicks le dieron la chance, pero él estaba en el fondo de la rotación cuando la magia ocurrió.
Hasta el 4 de febrero de 2012, había promediado 6,0 minutos en el conjunto de Mike D'Antoni, ingresando en 9 de 23 encuentros, generalmente para los minutos basura. Era el equipo de Carmelo Anthony y Amare Stoudemire, y no había un armador consistente y tradicional (Iman Shumpert era el base titular en esa época). Era, además, la temporada del lockout, por lo que la reducción del tiempo para completar el calendario llevaba a tener, varias veces, tres partidos en tres noches consecutivas. NYK estaba cerrando ese famoso back-to-back-to-back en el Garden frente a los Nets. El desgaste forzó a D'Antoni a confiar en Lin. Y la explosión llegó de la nada...
Ese desconocido con raíces asiáticas detonaba la locura con una tarea sensacional: 25 puntos, 7 asistencias, 5 rebotes y victoria por 99-92 para unos Knicks que tenían un pésimo récord de 8-15 hasta esa noche. Al siguiente encuentro, titularidad, nuevo récord de anotación (28 tantos) y nuevo triunfo, esta vez frente a Utah. Y la situación se repitió. Una y otra vez...
Fueron siete victorias seguidas, con piezas maravillosas como los 38 puntos y 7 asistencias frente a Kobe Bryant y los Lakers en el Garden, o un tiro ganador en Toronto contra los Raptors. En esos duelos, promedió 24,4 tantos (51,2% campo), 4,0 rebotes, 9,1 asistencias y 1,6 robos en 37,6 minutos. La viralización de sus tareas fue instantánea.
Sus números bajaron (18,5 puntos y 7,7 asistencias), pero el tramo de 26 partidos que se frenó por una lesión fue único. Fugaz, sí. Pero con el mejor de los recuerdos y algo de melancolía...
La salida a Houston Rockets pese a las ganas de seguir
Jeremy Lin se había ganado el corazón de los Knicks, y su corazón también se había quedado ahí. Aunque claro, la historia tendría un final rápido unos meses después. El base era agente libre restringido, por lo que los Knicks podían igualar cualquier oferta que llegara por él. El tema es que el contrato que vino desde Houston Rockets tenía condiciones que la hicieron imposible de igualar para los Knicks: tres años por 25 millones de dólares, pero con el último de ellos como el gran problema, ya que era cercano a los 15 millones por esa tercera campaña, mucho más que los poco más de 5 millones para los años 1 y 2, y hubiese generado un enorme problema para NYK con el impuesto de lujo a pagar.
MSG Network estuvo reviviendo durante la semana aquellas noches de Linsanity, y el propio Lin dio una entrevista con Mike Breen para recordar los momentos. Y según reproduce SNY TV, Lin no tiene reproches de la salida, pero hubiese querido que el final fuera muy diferente.
"Realmente no tuve que tomar una decisión, porque sólo tuve un contrato que me ofrecieron, no pudimos lograr nada de otros equipos. Cuando Houston me hizo la oferta, yo estaba terminando un entrenamiento. Recibí la llamada de mi agente y le dije '¿puedes decirle a Houston que bajen la oferta? Es demasiado. Por favor, pide que bajen la oferta, porque quiero volver a New York, quiero que New York la iguale", confesó Lin. El relato siguió:
"Mi etapa ahí fue muy especial, y yo necesitaba volver a New York, ahí estaba mi corazón. Así que le dije a mi agente que se deshiciera de Houston, que me diera otro contrato menor para que los Knicks pudieran igualar. Pero me dijo que no podíamos, que era la última oferta de Houston después de tres semanas de conversaciones, que era la única oferta que tenía y que debía firmarla. Lo hice, y la verdad es que no era una falta de respeto por Houston. El tema es que en ese momento no conocía nada de la organización o la ciudad. Sólo conocía New York".
"Realmente lo intenté. Pensaba que tenía que encontrar una manera de hacer funcionar ese contrato, de bajar el dinero, los años, lo que fuera necesario para que sea más fácil. Ahí es donde estaba mi corazón en ese momento, pero no se pudo dar. Fueron unas largas 72 horas".
Lin terminaría disputando dos campañas en los Rockets, para luego embarcarse en una aventura de altos y bajos. Pasó por los Lakers (2014-2015), Hornets (2015-2016) y Brooklyn Nets, donde las lesiones le permitieron jugar apenas 37 partidos entre la 2016-2017 y 2017-2018, donde se lesionó en el encuentro inicial. Su último paso en la liga fue en la 2018-2019, comenzando con Atlanta Hawks y cerrando con los Toronto Raptors, como una pieza del banco del equipo campeón.
¿Qué hubiera pasado si seguía en New York? Un interesante "y si..." que nos quedó pendiente en la última década...
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.