Isiah Thomas, el hijo de Chicago que tuvo celos de Michael Jordan

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La decepción era enorme. Pesaba más que nunca la carga sobre sus hombros. Las portadas de la prensa deportiva amanecerían los siguientes días cuestionando su posición. Era el mejor jugador individual del planeta, pero ¿era un líder? Abandonaba el ahora demolido Palace of Auburn Hills, su territorio de pesadillas. Dejaba atrás una derrota más, aunque esta era más dolorosa todavía. Subía al autobús con lágrimas en los ojos.

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De nada había servido la mejora colectiva. La salida de un técnico como Doug Collins, el primero que realmente le entendió en la NBA. Una decisión de Jerry Krause con la que superficialmente mostró desacuerdo, aunque él sabía que precisaban de un cambio. Decenas de preguntas por su cabeza.

Parecía que sus 32,3 puntos, 7 rebotes, 5,8 asistencias y 2,3 robos, con un 46% en tiros de campo y un 32% en triples (3,2 intentos por partido), de promedio hasta ese fatídico séptimo partido no habían servido de nada. Los Bulls colapsaron, y con ellos toda la ciudad de Chicago. Michael Jordan dejaba atrás el infierno de Detroit sumando otra eliminación sin saber que sería la última.

El hijo de Chicago contra su salvación

Michael Jordan

Desde sus días en el West Side de la ciudad del viento, el nombre de Isiah Thomas despertaba ilusión. Sin embargo, el base pasó por Indiana y en su salto a la NBA cayó en los Detroit Pistons. Mundialmente conocido por ser el líder de los Bad Boys, Isiah estuvo toda su carrera en Míchigan. Aun así, siempre que visitaba su ciudad natal recibía el cariño del público.

Su familia iba a verlo jugar. Él ganaba ante los débiles Bulls, mientras marcaba su nombre entre los mejores de la década de los 80. All-Star desde su primera hasta su penúltima temporada. Nadie duda que se trata del mejor jugador que ha dado a luz la ciudad, pero no es su hijo predilecto. Y ahí es donde comenzó la rivalidad que trata este artículo.

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Todo cambió con la elección de Michael Jordan para los Bulls en 1984. En pocos meses, Thomas pasó de ser el hijo amado de Chicago a un nombre que nadie parecía recordar, incluso su familia apoyaba al equipo de Illinois.

"No entendí que me abuchearan en el estadio de Chicago y lo tomé como algo personal", cuenta Thomas. "Fue muy conflictivo. Le estoy dando entradas a mi familia para el partido y están apoyando a los Bulls. Solía decirle a Michael: 'Puedes vestir a Chicago en tu pecho, pero te mostraré cómo juegan los hombres de Chicago.'"

Isiah veía que un recién llegado a la liga le quitaba a los suyos, pese a que él defendiese otros colores en su guerra contra los Celtics de Larry Bird y los Lakers de Magic Johnson. Un debutante que, como se muestra en los dos primeros episodios de "The Last Dance", cambiaba en pocas semanas el destino de una franquicia que conducía sin frenos hacía su propia destrucción.

El All-Star de 1985

Michael Jordan, Isiah Thomas

Ese tal Jordan llegó como novato al Partido de las Estrellas de 1985. Isiah, ya con ese celo grabado en su cabeza, conjuró a los veteranos para dejar de lado a la sensación del momento. No quería ni que Mike tocase la pelota. Al fin y al cabo, él ya era la estrella consolidada del backcourt del Este, amigo de Magic y jugador respetado. Le hicieron caso, incluido un George Gervin que más tarde sería compañero de Jordan.

Tras ese famoso "freeze", Jordan enfureció al leer las columnas de la prensa. Pero tendría la ocasión para vengarse. Justo el primer partido tras el receso del All-Star llevaba a los Pistons a Chicago y Mike no dudó. En un encuentro que llegó a la prórroga, el 23 hizo su primera demostración de poder ante Isiah con 49 puntos, 15 rebotes, 5 asistencias y 4 robos. Y, por supuesto, la victoria.

Los caminos de Thomas y Jordan se veían totalmente cruzados. Apenas era la temporada de estreno del 23, pero no hacía falta más. El germen del odio se había instalado.

Las series más duras y olvidadas

Michael Jordan e Isiah Thomas

Parece que se salta de la rivalidad Celtics vs Lakers de los 80 a los Bulls de Jordan. Que no existe nada ni nadie en el medio. Al menos así lo ve Isiah, que culpa en parte a la ESPN por "escribir así los libros de historia". Por no recibir el crédito suficiente por lo que hicieron los Bad Boys.

"Hubo un equipo después de los Lakers tuvo una carrera bastante significativa del 87 al 91. Esa parte de la historia, la NBA, la oficina de la liga, simplemente tomó y dijo: 'No vamos a hablar de eso. Vamos a enterrarlo. Y todo lo malo que estaba sucediendo en los años 90, lo atribuyeron a los Pistons".

Aquellos Pistons eran el equipo más salvaje. El apodo de Bad Boys no era fruto de la casualidad. La relación de Isiah y Michael solo aumentó en su enemistad con los cruces de Playoffs de los años 88, 89 y 90. Esos años en los que Detroit, entre lesiones y fallos recordados en momentos decisivos, ganó dos anillos que fueron destructivos y reconfortantes.

Cayeron en las Finales del 88 y ganaron las dos siguientes, dejando por el camino en esos tres años a los Bulls y a Jordan. Chicago primero cayó por 4-1 en Semifinales, siendo ampliamente superado por el rival. Las "Jordan Rules" de Chuck Daly que todos seguían con devoción y fantasía. Reventar al 23 y hacerle la vida imposible se convertía en su pasatiempo favorito en postemporada, y Thomas disfrutaba de sus cruces y emparejamientos. Era tumbar al salvador de su ciudad y nada le otorgaba más placer fuera de sus respetuosos duelos con Magic y Bird.

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Aquellas series fueron más duras e intensas que cualquiera que puedan recordarse. Es cierto que en la serie de 1990 sufrieron ya un claro desgaste, entre otros motivos por la evidente mejora de los Bulls con Phil Jackson en el banquillo y la imposición del triángulo ofensivo, ese sistema que al principio Jordan rechazaba, y también por la salida de Rick Mahorn en el Draft de Expansión hacia Minnesota.

Esa fue la serie que más daño hizo a Jordan. Isiah y sus Pistons clasificaron de nuevo a las Finales tras masacrar a los Bulls en el séptimo partido, uno que el 23 jamás olvidará. Sufría las defensas al extremo y el juego, en ocasiones, sucio de los Bad Boys. Era sobre el que se centraba la defensa y su odio hacia Thomas y Detroit no podía ser mayor, ciudad que además rivalizaba con Chicago.

Jordan abandonó cada serie con honor. Pese a las críticas de si era un líder, muy duras tras aquel fracaso del séptimo encuentro, Michael daba la mano a sus rivales y mostraba respeto a Isiah, Dumars y, entre otros, un Dennis Rodman que era de los que más disfrutaba defendiendo al 23. Y en más de una ocasión cruzaron tensos momentos.

Las Finales del Este de 1991 fueron muy diferentes. Los Bulls barrieron por 4-0 a sus máximos enemigos, a esos que tanto les habían hecho sufrir y aprender. La mejora de Scottie Pippen y un mejor planteamiento colectivo permitieron la paliza, que terminó con un momento de deshonra para los Bad Boys. Abandonaron la cancha antes de que terminase el tiempo, sin reconocer al rival. Pese a los dos anillos, Isiah abandonaba el Palace dolido y humillado.

La exclusión del Dream Team

Dream Team para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992

El capítulo fatídico llegó pocos meses después, cuando la carrera de Isiah llegaba a su fin. En un primer momento, la lista de 10 jugadores no incluía al base de los Pistons, pese a que Daly sería el entrenador del equipo. El exentrenador de los Bad Boys no formaba parte del comité de selección, que tenía en Jordan y Pippen a dos de sus figuras más destacadas.

Clyde Drexler y Christian Laettner completarían la plantilla, quedando Isiah fuera. Es cierto que no encajaba tan bien en la plantilla como el perfil de base pasador que era John Stockton, pero es que ni siquiera los problemas de lesiones del base de los Jazz en el pie izquierdo movilizaron a Daly.

Thomas estaba furioso. Como se supo años más tarde por medio de publicaciones, como el libro de "Jordan Rules" fue la petición expresa de Jordan la que dejaba fuera a Thomas. "No jugaré en ningún equipo en el que esté él". Sus palabras fueron apoyadas por Pippen y, también, por un Magic Johnson que había visto como su relación con Isiah se desmoronaba a causa de creer que el base de los Pistons había propagado por los círculos de la liga su supuesta homosexualidad.

En el documental del Dream Team y en su libro homónimo, todo esto se confirma. Michael no quería a Isiah, pero es que nadie del equipo hizo el mejor gesto por sumarlo. No le necesitaban. Y este fue el último golpe para la leyenda de Chicago, un punto más para ratificar su teoría que de sus Bad Boys y su etapa, él mismo, quedaban fuera de los libros de historia.

Aunque en función de la versión, Magic señala al propio Isiah como el máximo responsable de su veto para el Team USA de Barcelona en el libro "When The Game Was Ours". Y es que así eran Thomas y los Pistons. Su relación con Jordan fue de celos primero y odio después. Isiah jamás ha renegado de aquello, arrastró el odio hacia el 23 durante la década. Mostró ese sentimiento en diferentes entrevistas. Incluso llegó a festejar una victoria de la Universidad de Indiana sobre North Carolina con un cartel del meme del "crying Jordan".

Ya con el paso del tiempo, ese doctor que todo sana, Isiah hizo las paces con Magic, y aunque nunca habrá un encuentro público entre él y Jordan, sí ha mostrado arrepentimiento por no dar la mano a los Bulls tras el Game 4 de 1991, al igual que ha expresado el gran respeto y admiración que generaban en él como jugador.

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"Espero que todo el contenido (de "The Last Dance") muestre que trataba de expresar admiración hacia el jugador, más allá de mis comentarios. Todos los que hablamos de él lo hacíamos con admiración. No podíamos pararlo si no era con dobles o triples marcas".

En los dos primeros episodios, Michael no duda en repetir su idea. "Los odiaba. Y el odio llega hasta el día de hoy". Una rivalidad en la que el hecho de ser de Chicago y ver cómo Jordan levantaba a los Bulls despertaron inseguridad en Isiah, y de ahí y sus intensas series se alcanzó un sentimiento profundo. Uno que, en buena parte, hizo de Michael Jordan un competidor mucho más salvaje que si no hubiese tenido enfrente a Isiah Thomas y a sus Bad Boys.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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