Dicen que en el día a día y sin necesidad de que haya una fecha señalada en el calendario es cuando suceden las mayores sorpresas, cuando se hace historia. Los 100 puntos de Wilt Chamberlain, los 81 de Kobe Bryant o, sin ir más lejos, los 14 triples que hace unos días anotaba Klay Thompson.
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Un día cualquiera como el de hoy pero de 1989, los extintos Seattle Supersonics visitaban Milwaukee en el cuarto partido de la temporada. Los locales se sentían poderosos, ya que un inicio de 3 victorias y una sola derrota los colocaba altos en la clasificación del Este. En sus filas estaba Alvin Robertson, recién llegado a Milwaukee tras su exitoso paso en San Antonio; a él se unían Ricky Pierce o Jack Sikma.
En los Sonics las cosas empezaban a funcionar poco a poco. Dale Ellis, su estrella en aquel entonces, había alcanzado su cima en la temporada anterior y había grandes expectativas vertidas sobre él como líder del equipo, y así lo había demostrado en los primeros tres encuentros. Los Sonics venían de hacer una brillante campaña siendo eliminados en semifinales de Conferencia por los Lakers, que caerían ante los Bad Boys de Detroit.
En definitiva, un encuentro del que pocos esperaban lo que iba a suceder.
El balón surcó los cielos y no se detendría hasta una hora y trece minutos de juego real después.
Tras los 48 minutos del tiempo reglamentario el partido estaba empatado en 103. La locura estaba a punto de desatarse, pues a la última conversión le sucederían 5 prórrogas, pasando a ser el segundo partido más largo de la historia de la NBA desde un 6 de enero de 1951, un juego que enfrentó a los Indianapolis Olympians y a los Rochester Royals y que se fue a las 6 prórrogas. Este encuentro es el más largo de la historia de la NBA desde la introducción del reloj de posesión.
Ricky Pierce se fue hasta los 36 puntos para Milwaukee antes de fallar en el primer tiempo extra una pelota de partido. Alvin Robertson sumó 28 tantos. Dale Ellis firmó un récord personal de 53 unidades para Seattle, incluyendo 20 en los cinco tiempos extra, y Xavier McDaniel aportó 35.
Al final, no sorprendió en absoluto que los equipos mostraran el cansancio acumulado y notasen los brazos pesados. Los golpes se sucedían uno tras otro, a Ellis le respondía Pierce, a Sikma McKey.
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Entrados ya en la quinta prórroga, los Bucks abrieron una ligera ventaja (9-0) y los más de 14.000 fans allí reunidos comenzaron a abandonar el estadio. Agotados tras presenciar una batalla por la supervivencia, una demostración de que todo vale por ganar, aunque fuese tan solo un simple encuentro un 9 de noviembre de 1989.
Seattle estuvo cerca de forzar la sexta prórroga, pero McDaniel erró un tiro libre decisivo que dio la victoria definitiva a los locales.
En la memoria prevalecerá este partido como una lucha titánica que no debe caer en el olvido y debe guardarse con mimo y cariño como una demostración de amor por la competición.
Aquí encontrarás la estadística oficial.