"I'm back" (Vuelvo). Con esa escueta frase el 3 veces campeón de la NBA y MVP anunciaba su regreso a las canchas después de una primera retirada tras conseguir el título en 1993.
Un fax enviado por su agencia de representación FAME a través de su agente David B. Falk a las oficinas de la NBA un 18 de marzo de 1995 suponía el regreso del mejor jugador fuera de la liga en aquel momento.
Regresaba así tras una temporada y media en blanco donde los Chicago Bulls estuvieron a punto de mantenerse en lo más alto de no haber sido por Pat Ewing y John Starks con los Knicks.
Un día después, 19 de marzo, Jordan se enfundaba de nuevo la equipación roja de los Bulls, esta vez con el número 45, el dorsal que llevó en su año en el baseball. Lo haría en un duro encuentro ante los aspirantes Indiana Pacers con Reggie Miller como estrella y Larry Brown como entrenador.
Un partido en donde los 31 puntos de Pippen quedaron en un segundo plano en comparación a la actuación de Jordan, al que se le notó el tiempo inactivo (25% en tiros de campo), pero que finalizaría con 19 puntos en 43 minutos de juego pese a la derrota.
Tras 21 meses de inactividad Jordan regresaba, algo que no cambiaría la dinámica del equipo, incapaces de hacer frente a los Magic de O'Neal en Playoffs, pero que al año siguiente completarían la mejor regular season de la historia de la NBA hasta ese momento con el famoso 72-10, superado después por los Warriors (73-9, 2016).
Después vendrían los tres títulos consecutivos, incluyendo dos MVP, que certificarían un legado inigualable y un modelo a seguir dentro del deporte y del baloncesto, influyendo enormemente a las generaciones venideras.