Cualquier seguidor del básquet internacional ya está familiarizado con el nombre de Hamed Haddadi. El gigante iraní de casi 2,20 metros lleva destacando en los planos internacionales desde el 2008, cuando con apenas 23 años irrumpió en escena jugando unos excelentes Juegos Olímpicos de Beijing, en los que promedió 16,6 puntos y 11,2 rebotes, además de 2,6 tapones por encuentro.
Tan buena fue su producción en ese certamen, que a pocos días de terminado el mismo, ocurrió algo impensado: se transformó en el primer jugador iraní en firmar un contrato NBA, algo que tuvo sus complicaciones legales por la problemática historia entre ambas naciones. A pesar de tener que saltear varias barreras, finalmente Haddadi se sumó a los Memphis Grizzlies como agente libre. Y es que claro, su combinación de altura, impacto defensivo y buen toque, lo ponía como un proyecto interior realmente interesante, aún cuando jamás se había desempeñado en la élite a nivel clubes (pasó por equipos de Irán y Emiratos Árabes).
Sin embargo, tal como varias de las apuestas de pivotes internacionales de aquellos Grizzlies, lo de Haddadi en la NBA no funcionó. Estuvo tres temporadas completas en Memphis, en las que jamás llegó a promediar más de 6 minutos por partido, quedando atrás en la rotación de otros hombres grandes extranjeros como Marc Gasol (se sumaron juntos como novatos en la 2008-2009), Darko Milicic y hasta Hasheeem Thabeet. A mediados de la 2012-2013 fue traspasado a Detroit y pocos días después a Phoenix, donde solo jugó 17 partidos, poniéndole fin a su trayectoria en la liga estadounidense.
Sin embargo, aunque la NBA no funcionó para Haddadi, eso no quita que no haya encontrado su lugar como un pivote determinante a nivel internacional. Sus números en los torneos grandes con Irán hablan por si solos: 20 puntos, 8,6 rebotes y 2,6 tapones en el Mundial 2010, 18,8 puntos y 11,4 rebotes en el Mundial 2014 y 14,6 puntos, 10,8 rebotes y 4,4 asistencias en el Mundial 2019.
Aún con 36 años y ya sin la movilidad de antaño, Haddadi sigue marcando diferencias en el nivel más alto: su debut en Tokio 2020 lo vio sumando 15 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias, 2 robos y un tapón en la apretada caída ante la República Checa, lanzando un 5-9 de campo en apenas 29 minutos. Y eso por no mencionar todo lo que ha conseguido en la liga china, donde lleva ya ocho campañas siendo de las grandes figuras del torneo (17,5 puntos y 13,5 rebotes en la 2020-2021).
Irán espera encontrar esa versión dominante del nacido en Ahvaz, cuando se enfrenten en esta segunda jornada (23.40 de México, 1.40 de Argentina) nada menos que a los Estados Unidos. Y es que claro, si los de Popovich tienen un déficit en su plantel es la falta de pivotes altos, por lo que al menos en teoría, Haddadi debería ser capaz de marcar diferencias en la pintura. Obviamente no con el batacazo de una potencial victoria como posibilidad real, pero sí con el objetivo de hacer el mejor papel posible.
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Ambos seleccionados se vieron las caras por primera y única vez en torneos grandes en el Mundial 2010, con los norteamericanos quedándose con la victoria por 88-51 en la Fase de Grupos. Lo curioso es que once años después, las figuras de ambos equipos se mantienen: Haddadi por Irán y Kevin Durant por Estados Unidos. Aquella vez vimos al iraní siendo el máximo anotador del partido con 19 puntos (de los 51 de su equipo), mientras que KD tuvo una noche tranquila con 12 unidades.
Y atención al dato, porque la mejor actuación de Haddadi en la NBA llegó jugando para Phoenix en abril del 2013, anotándole 14 puntos a los Nuggets... ¿quién era el pivote de los Nuggets en ese entonces? ¡JaVale McGee! Hoy una de las opciones de Pop en el juego interior estadounidense. ¿Repetirá el dominio si se da ese frente a frente?
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.