No por esperado tiene menos mérito y es que Estados Unidos ha cumplido con las expectativas impuestas al comienzo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y ha conseguido el oro, el 4º consecutivo y el 16º de toda su historia. Un éxito no exento de adversidades, pues este Team USA ha tenido que superar no pocos problemas, empezando por la composición del plantel en medio de una offseason ajetreada y con poco tiempo de descanso tras los Playoffs. De aquellos barros estos lodos, pues los norteamericanos achacaron la falta de entrenamiento en su preparación, donde la cohesión fue nula, llegando a Tokio sin apenas haber coincidido todos en cancha y con tres jugadores aterrizando tras las Finales.
En realidad no debería haber resultado extraño que Estados Unidos perdiese en la jornada inaugural contra Francia, teniendo en cuenta el bagaje que los acompañaba. Lo positivo fue que, gracias a ese traspié, los de Gregg Popovich se recompusieron, elevando su nivel defensivo y adaptándose velozmente a las exigencias del básquet FIBA, hasta el punto de dominar en todos y cada uno de los siguientes partidos. Pero lo importante de este grupo no han sido los resultados, sino el cómo lo han llevado a cabo, sabiendo jugar con el marcador y sus oponentes y remontando en varias ocasiones (República Checa, España y Australia) para acabar alzándose con el oro.
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Una medalla donde ha tenido, y mucho que ver, Gregg Popovich, quien ha añadido otro hito a su dilatado palmarés, desquitándose de las críticas y silenciando a aquellos que dudaron de su preparación para la gesta de devolver a Estados Unidos a lo más alto del básquet mundial. El técnico de los Spurs ha puesto de manifiesto su gran experiencia en la gestión de grupos para solventar lo que podría haber sido fácilmente un fracaso en manos de otro, dando sentido al vestuario y haciendo que el plantel alcanzase el nivel de equipo con mayúsculas.
"Estamos emocionados y honrados de poder representar al país de la forma en que lo hicimos. El equipo progresó muy rápido en un período de tiempo muy corto, en algunas circunstancias difíciles, lo que creo que hizo que esta victoria fuera aún más dulce. Entonces, nos alegra que haya terminado", expresó el seleccionador. "Cada campeonato es especial y el grupo... Este es uno especial, puedo ser honesto y decir que esta es la mayor responsabilidad que he tenido. Porque estás jugando para tanta gente que está pendiente de un país y otros involucrados. La responsabilidad fue asombrosa. Y lo sentí todos los días durante varios años. Entonces, me siento bastante ligero ahora. Y deseando volver al hotel y comer algo".
La camaradería y la unión del grupo ha sido el sustento de un equipo que no lo ha tenido en absoluto fácil para colgarse el oro. Una medalla liderada por un Kevin Durant espléndido e histórico a partes iguales, que ha logrado en este torneo convertirse en el máximo anotador norteamericano en los Juegos Olímpicos, finalizando su periplo con el Team USA como el 11º de la tabla general, superando a Arvydas Sabonis.
"Kevin Durant no es especial porque tiene mucho talento. La forma en que trabaja en su juego es más impresionante", describió Popovich a su estrella. "Las relaciones que construye con sus compañeros, el respeto. La alegría que tiene al jugar es como ósmosis, entra en todos los demás jugadores y te permite desarrollar una camaradería y un disfrute de estar juntos y hacer eso. Y ese tipo de amor por el juego y el amor por la gente es lo que lo hace más especial que como jugador".
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Una visión que también compartió su ex-compañero en Golden State Warriors, Draymond Green. "Kevin Durant es exactamente quien pensábamos que era. Uno de los mejores jugadores que jamás haya jugado a este juego. Uno de los tipos más especiales que jamás hayas visto atarse las zapatillas y entrar en una cancha de básquet. Quiero decir, es apenas más bajo que Rudy Gobert y está haciendo lo que está haciendo", bromeó el interior. "Es un hombre especial. Llevó a su equipo como lo necesitábamos, como se suponía que debía hacerlo. Regresa para sus terceros Juegos Olímpicos: el máximo anotador de Estados Unidos".
Mientras, KD quiso poner el foco en sus compañeros y en lo importante que ha sido el camino atravesado hasta coronarse ante Francia. "Pasamos por muchas, muchas adversidades, y nos unimos bastante rápido. Construimos un vínculo entre nosotros, que va a durar toda la vida, en mi opinión. Este grupo era especial y estaba agradecido de ser parte de él, agradecido de poder traer el oro a casa", destacó Durant sobre el torneo. "Perdimos algunos partidos. Nunca antes había perdido con el equipo de EE.UU., por lo que asumir una derrota fue difícil. Recuerdo que tuvimos una reunión de equipo después del primer partido contra Francia. Pop (Gregg Popovich) no estaba allí, pero tuvimos una reunión de equipo por nuestra cuenta. Simplemente trabajamos nuestro camino desde allí. Todo el mundo se comprometió a hacer lo mejor para el grupo, pase lo que pase. Estoy feliz de estar aquí. Estoy feliz de ser parte de este grupo de por vida y este oro en casa".
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Un torneo de contrastes para varios integrantes del Team USA. De Bam Adebayo a Jerami Grant, de Jayson Tatum a Devin Booker. Y de Jrue Holiday a Damian Lillard. Precisamente estos dos últimos han sido el día y la noche en el combinado norteamericano, ambos protagonistas pero no igual de acertados, lo que por momentos ha condicionado considerablemente el rendimiento constante del grupo. No obstante, todo desacierto y todos los fallos quedan en un segundo plano en el momento en el que el objetivo final se ha conseguido, como bien ilustró Dame al concluir.
"Es un sentimiento especial. Tuvimos algo de adversidad pronto, una fase de entrenamiento corta. Todo sucedió un poco rápido. No teníamos mucha experiencia en FIBA. Mantuvimos la cabeza gacha y seguimos trabajando, permanecimos juntos y llegamos al objetivo final", resumió el base de los Blazers. "Siento que he tenido mucho éxito en mi carrera, pero para mí poder ser parte de un equipo lleno de los mejores jugadores de nuestra liga en la NBA, para que podamos unirnos y lograr algo como esto es especial. Siempre quieres ganar al más alto nivel. En la NBA, es el campeonato, y no mucha gente tiene esa oportunidad. Competir en los Juegos Olímpicos y ganar una medalla de oro, no mucha gente tiene esa oportunidad. Entonces, venir aquí, mis primeros Juegos Olímpicos y ganar, es un sentimiento especial. Es mi primera experiencia como profesional ganando al más alto nivel, así que es una gran sensación", finalizó.
Los Juegos Olímpicos llegan a su fin con el mismo desenlace que en los últimos 13 años y que, salvo la excepción de 2004 a cargo de Argentina, todavía no ha habido una Selección que logre imponerse a los norteamericanos desde que la Unión Soviética se desintegrase. No obstante, la diferencia entre los estadounidenses y el resto del mundo cada vez es menor.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.