La figura de Chris Paul siempre ha sido aclamada y cuestionada a partes iguales. Su talento para el juego ha constrastado con su falta de éxito (o suerte) en la postemporada, tocando la cima dos años seguidos con Houston Rockets en Finales de Conferencia, y sin alcanzar nunca las Finales. A esto cabe sumar una personalidad muy fogosa y visual, que se ha caracterizado por exigir el máximo a sus compañeros, algo que en algunas ocasiones no le ha ayudado a su imagen pública independientemente de su calidad. 

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Poco después de que se anunciase el final del lockout de 2011 y se abriese el periodo de traspasos un nombre apareció en la primera plana de las noticias: Chris Paul. El por entonces base de New Orleans Hornets iba a finalizar su contrato al término de la temporada 2012-2013, teniendo la opción de salir al mercado y decidir su futuro.

Antes de que pudiese acabar su relación contractual con el equipo que le drafteó, el jugador demandó el traspaso a la franquicia, entonces bajo la dirección de la NBA por la ausencia de un dueño mayoritario. Los pretendientes no tardaron en aparecer: Knicks, Warriors, Celtics, Clippers, Lakers...

Este último equipo sería el que más cerca estaría de hacerse con CP3. La oferta que los angelinos lanzaron a Dell Demps, GM de Hornets, incluía a Pau Gasol y Lamar Odom en una operación en la que iban a tomar parte los Houston Rockets que también entregarían un buen número de jugadores a los Hornets. David Stern, encargado en última instancia de las decisiones de la franquicia por encima del general manager, canceló ese movimiento y años más tarde argumentó que "lo hice porque estaba protegiendo a los Hornets".

Ahora, casi nueve años después de esa operación, el propio Chris Paul ha relatado cómo vivió los momentos previos, cuando prácticamente se veía vestido de oro y púrpura junto a Kobe Bryant. "Estaba hablando por teléfono con mi hermano y mi agente, y todo eso", dijo el base en el podcast Knuckleheads dirigido por Quentin Richardson y Darius Miles. "Estábamos buscando un avión para ir de Nueva Orleans a Los Ángeles. Mi agente hizo colgó, luego volvió a hablar y empezó a tartamudear", relata Paul. "Kobe habíamos hablado al respecto de jugar juntos", contaba el base sobre los instantes en los que el traspaso a los Lakers se vino abajo y con él todas las esperanzas de jugar junto al escolta.

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Sin embargo el nuevo destino en el que recayó no sería tan negativo al fin y al cabo. Los LA Clippers acabaron ofreciendo a Eric Gordon, Chris Kaman, Al-Farouq Aminu y una primera ronda (Austin Rivers) en una operación que unió a CP3 con Blake Griffin y DeAndre Jordan, formando así uno de los conjuntos más visuales y atractivos de la NBA del momento.

"Era una locura jugar con Blake y DJ", continuó el jugador de Thunder en el podcast. "Todos siempre hablaban de cómo los hice mejores, pero ellos me hicieron mejores. Algunos de los pases que lancé probablemente deberían haber sido pérdidas de balón. Todo lo que tenía que hacer era mantenerlo en el aire y uno de ellos lo conseguiría anotar", reconocía Paul.

"Probablemente no lo aprecié lo suficiente hasta que me fui", añadió.

Chris Paul, a sus 35 años recién cumplidos está viviendo una segunda juventud en Oklahoma City Thunder tras su traspaso desde Houston Rockets donde ha vuelto a ser All-Star y un jugador determinante en un proyecto ilusionante que estará en los Playoffs así como en la reanudación. 

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.